Opinión

Políticos de dudosos títulos

Muchos políticos profesionales exageran sus currículos con estudios y trabajos inexistentes para atraer admiración popular y votos, pero tarde o temprano se descubren algunos de sus excesos, como el del nuevo líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno.
Si Moreno no hubiera tenido grandes ambiciones seguramente nadie habría hurgado en su historial para descubrir que algunos master de los que se adornaba son poco válidos, y que su licenciatura en Protocolo es un nuevo título de una universidad privada para una actividad cuyos grandes maestros son los mayordomos.
El título universitario, como el hábito al monje, no hace al político. En Alemania, sí. Allí un doctor es un ser superior, y por eso muchos escriben tesis que después se descubre que eran copiadas.
En Alemania o el Reino Unido la gente así dimite, pero en España es al revés porque esos engaños demuestran iniciativa, imaginación y ambición, cualidades básicas en un buen político.
Por tanto, en España estos ejemplares ascienden porque casi todos los dirigentes de los partidos, nacionales y nacionalistas, se iniciaron en sus juventudes, cuando estudiaban alguna carrera que no han acabado: “comprensiblemente”, a partir de ahí deben falsear su currículo.
A veces hacen carreras que concluyen tarde y arrastro, como la presidenta andaluza, Susana Díaz, titulada en Derecho con la benevolente ayuda de los catedráticos afines, algo que no logró aún José Blanco.
En similar situación está la número dos del PSOE, Elena Valenciano, que no acabó nada, mientras la exministra Carme Chacón se atribuye un doctorado del que carece.
También hay quien convierte los oficios de jardinería y de pintura industrial en títulos aparentemente universitarios, como los del actual director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, según denuncia en su reseña biográfica elespiadigital.com.

Te puede interesar