Opinión

Los monos de Gibraltar

Importantes políticos y medios informativos británicos alertan a sus conciudadanos de que los españoles preparan una guerra para recuperar Gibraltar apoyados por la UE.
  “¡Enviaremos la Armada contra vosotros! ¡Caeréis como los argentinos en las Falkland Island!”, advierte el exministro y exjefe de los conservadores Michael Howard, y tras él el patriótico diario The Sun, gallea: “¿La guerra? ¡Cuando quieran!”
 Algunos sugieren emplear las bombas atómicas en Madrid, destruir los museos del Prado y Reina Sofía, con el Guernica, por ser mejores que todos los británicos sumados, pero especialmente a los dos clubes de fútbol que siempre derrotan a los suyos. Cataluña tampoco se libra porque se vengarán del Barça.
 “Es hora de tener una buena guerra”, dicen algunos londinenses, y en España nadie escucha los cornetines ingleses que llaman al ataque: los españoles viven en la molicie gastando fondos europeos en alcohol y mujeres, para eso hacen siestas, como dice el socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo. 
 “Estos follaburras españoles bebedores de Rioja van a enterarse” escribe Kelvin MacKenzie, columnista y exdirector de The Sun.  Todo son provocaciones y España inmutable, como un británico antiguo. Quizás porque, como acusa Iglesias Turrión, sigue siendo franquista: Franco decía que la Roca servía para la propaganda de su régimen, pero no para una guerra.
 Vale. Guerra no, pero sí puede mandarse un comando secreto de Infantes de Marina a secuestrar los 200 monos que viven en la Roca. Todo el Reino Unido temblará: admiran más a sus monos que a la Reina.
 Se amenaza con torearlos en Sevilla si no entregan el Peñón, y sus generales y almirantes se rendirán y entregarán sus bombas atómicas: así se cumplirá el auspicio según el cual Gibraltar será español cuando no le queden monos.

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