Opinión

Madrid abierta a todos

Madrid, ciudad y comunidad, acogen sin reticencias y dan cobijo y trabajo, si lo hay, a quien llegue desde cualquier parte de España, incluso del mundo.
 Por la Ciudad Universitaria pululan masas de jóvenes que en octubre habrán sumado unos 85.000, la mitad procedentes de otras Comunidades Autónomas, para tratar de superar las oposiciones a las 3.571 plazas de diferentes categorías y especialidades que ofrece el Servicio Madrileño de Salud, el autonómico.
 Madrid les abre sus puertas, pero los madrileños nativos tienen cerradas las de parte de esa España de la que llega candidatos que traen consigo los acentos catalán, gallego y vasco.
 Las páginas de Sanidad en internet de Cataluña y Galicia, dos de esas tres CC.AA., están en los idiomas autóctonos, primer aviso para que, si hay convocatorias, no oposite nadie que no hable esas lenguas.
 En Cataluña podría comprenderse al estar gobernada por separatistas, pero no en Galicia, regida por el españolista y supuestamente bilingüe PP según su propaganda fuera de esa comunidad.
 El País Vasco está gobernado por el PNV, que es separatista. Pero aunque tenga la web en euskera, presenta su página básica en castellano, que es admitir la preponderancia de ese idioma como el inglés sobre el gaélico en Escocia.
 Claro que en el caso vasco los sanitarios que hablen euskera logran más puntos por dominar ese idioma que los que les concedería presentarse con el Nobel de Medicina.
 El idioma autóctono se ha convertido a través de la puntuación en las oposiciones en un arma para expulsar la competencia de quienes no son nativos, aunque sean mejores.
 ¡Cuánto le debemos a Madrid quienes, con marcado acento de alguna comunidad histórica, hemos sido acogidos como madrileños de toda la vida desde el primer día!

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