Opinión

Jomeini, Trump y España

En este 2017 hará 38 años que un presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter facilitó un cambio en el mundo que trajo consigo la eclosión del terrorismo religioso islamista.  En 1979 Carter impulsó la caída del Sah de Irán y la llegada a Teherán del ayatolá Jomeini, lo que inició una terrible dictadura religiosa y el despertar del islamismo yihadista, chiita y sunita.
 El siguiente presidente, Ronald Reagan, propició la caída de la URSS, lo que inició la transformación del comunismo en capitalismo de Estado.
 Los siguientes, George H. W. Bush, Bill Clinton, George W. Bush (hijo) y Barack Obama aprovecharon y ampliaron, a veces muy erróneamente, aquellos cambios.
 Creyeron en un imposible, que los países musulmanes podrían democratizarse pacífica o bélicamente, y facilitaron algo posible, la globalización económica, que aceleró economía mundial y la conversión del comunismo chino en capitalismo salvaje.  En España, miembro ya de la UE y de la OTAN, aparecía del islam guerrero y terrorista, primero en 1985 –18 muertos--, luego 193 en 2004. 
 Aznar apoyó la errónea invasión para democratizar Irak y descubrió que era imposible, que el terrorismo islamista atacaba nuevamente en España, y que Israel era la única democracia fiable en el Oriente cercano.
 Como Bush en Irak, Obama-Hillary Clinton quisieron democratizar Egipto, Libia y Siria, pero casi convirtieron esos países en gigantescas bases del terrorismo yihadista.  En ese empeño, Obama fue traicionando paulatinamente a Israel, el tapón cercano a la expansión islamista que sueña con reconquistar España.
 Habrá que observar cuidadosamente a Donald J. Trump: si mantiene sus promesas de proteger y apoyar a Israel, y de asfixiar al terrorismo islamista –indirectamente apoyado por países árabes amigos--, a los españoles les irá bien para su seguridad interior y geoestratégica.

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