Opinión

Inmigrantes separatistas

Los inmigrantes que consiguen salir adelante en el país que los acoge suelen estarle agradecidos y no tratan de destruirlo usando sus medios y libertades, aunque en España no es así si se analizan algunos de los más influyentes.
 Es un fenómeno sorprendente, porque en los países europeos, al margen de los islamistas supremacistas y los yihadistas, los inmigrantes que se dedican a la política suelen defender las democracias que los acogieron.
 Con el separatismo catalán han destacado unos políticos que deberían agradecerle a la España sus estudios, trabajos y medios de vida, pero que por algún motivo que quizás sólo los psiquiatras podrían descubrir, parecen detestarla tal y como es, y especialmente a su Constitución.
 Ejemplo, una concejal de Madrid, la podemita peruana Rommy Arce, de 40 años, que llegó siendo adolescente huyendo de la pobreza y que con becas y ayudas españolas hizo una carrera universitaria.
 Protesta contra la legalista dictadura española porque la justicia le prohibió ceder un local municipal para un mitin a favor del referéndum separatista catalán, cuando nadie lo prohíbe en un lugar privado.
 Albano Dante Fachin, concejal podemita de Barcelona, argentino de 38 años que llegó también adolescente huyendo de la pobreza; estudió con becas españolas y ahora apoya activamente el “derecho a decidir” la independencia catalana.
 Pablo Echenique Robba, argentino de 39 años, llegó también quinceañero tratando de obtener el mejor tratamiento para su discapacidad física. Logró estudiar y doctorase; es portavoz del sector más anticonstitucionalista y proindependentista catalán de Podemos.
 Ana María Surra, montonera uruguaya de 65 años, llegada a España con 46 cuando su país ya era una democracia, entusiasta separatista ERC y diputada en el Parlamento.
 Esta España les dio medios de vida, pero ellos la detestan tal y como es.

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