Opinión

Ilegalización del separatismo

Vale la pena analizar la esencia de la denuncia que acaba de presentar UPyD ante la Audiencia Nacional pidiendo la ilegalización del partido antisistema y separatista Candidatura d'Unitat Popular (CUP), que desde 2015 tiene 10 de los 135 diputados del Parlament, y que también logrará algunos en las elecciones de hoy.
 Aceptando que la defensa de la independencia de Cataluña es legal, la denuncia señala que la persecución de la independencia no lo es, como defiende la CUP, “a través de medios ilegales como la desobediencia a la ley, la secesión unilateral y la inducción al desorden público”.
Sorprende que los otros partidos constitucionalistas no hubieran tramitado también una denuncia tan lógica.
Unión, Progreso y Democracia anticipa así lo que quizás podrían sentenciar los tribunales con los otros partidos separatistas, sea cual sea el resultado de las elecciones.
Porque en campaña  prometen el mismo desacato a las leyes que la CUP, y que provocó la aplicación del Art. 155 de la Constitución.
Son muchas las iniciativas y denuncias que deben agradecérsele al casi desaparecido UPyD, en el Parlamento español, donde ya no está, en el Europeo y en los tribunales.
Fundado por intelectuales y políticos limpios de toda España bajo la dirección de la exsocialista Rosa Díez, UPyD ha quedado como un pequeño diamante político, con muchos de sus apoyos yéndose a Ciudadanos, aunque lo mantienen entusiastas y notables personalidades como el filósofo Fernando Savater o la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa.
Era una hermosa joya, quizás más pura aún que Ciudadanos, otra gema que ha crecido por casi toda España desde Cataluña.
El resto está resultando una suma de pedruscos: son los partidos históricos, también los nacionalistas, y el dispar conglomerado de Podemos, mayoritariamente ganga con algún brillo de baratas micas.

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