Opinión

Gobierno, oposición y deposición

Sabemos quién formará gobierno pero hay una pugna entre el PSOE y Podemos por regir la oposición, cuando por el canon clásico y su constitucionalismo los socialistas serán los jefes de la oposición por número de diputados, historia y estilo.
 Populares y socialistas, junto con Ciudadanos, son constitucionalistas, y entre ellos se forman el gobierno y la oposición.
 La mayoría de los demás son anticonstitucionalistas que consideran la democracia un “régimen” similar al franquista; por tanto, no son opositores al gobierno, sino al sistema de Estado que trajo libertad y prosperidad con la Constitución de 1978.
 Los podemitas deben presumir de encabezar su verdadera calificación: la Deposición, en la que entran como antisistema secundarios ERC y otros independentistas, como sus alabados filoetarras de EH-Bildu.
 La Deposición es absolutamente diferente a la de la oposición. En el Parlamento depone basura, lanza insultos como llamar delincuentes a los demás diputados, grita, revive cal viva, y explota pancartas, camisetas, panderetas, bebés; además, apoya los ataques al Congreso.
 No usa argumentos, sino eslóganes y tópicos para que las masas destruyan la democracia, como los de los siete millones de hogares sin calefacción o los tres millones sin electricidad.
 Una botella de butano, medio mes para una familia numerosa, cuesta 11,71 euros; la regala Cáritas puesta en domicilio. La electricidad para familias de bajos ingresos es casi gratuita con la tarifa social que pagamos todos, según sentencia el Supremo.
 El jefe depositor, Pablo Manuel Iglesias, deyecta además la perversa y lúbrica satisfacción de una escatología sádica que demanda sicoanálisis, como demuestra su deseo de azotar con fusta hasta que sangre a la veterana y aun sensual presentadora de TV Mariló Montero.
Eso es la Deposición, y Podemos debería enorgullecerse de ejercerla desde su postura anticonstitucional.

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