Opinión

Felipe VI, fábrica de monárquicos

Con su discurso de este martes Felipe VI ha creado en toda España un inconmensurable número de nuevos monárquicos empíricos, muy numerosos en España tras del golpe de Estado de Tejero del 23F de 2001.
 Todo republicano basa su ideología en el racionalismo. Todos nacemos y debemos tener el derecho, aunque solo sea como posibilidad, de llegar a la jefatura del Estado.
 Por lo que ninguna familia debe tener la prerrogativa irracional de heredar esa Jefatura simbolizada en la Corona.
 Pero resulta que Juan Carlos I y ahora Felipe VI se han enfrentado a sendos golpes de Estado que el padre desbarató y que el hijo trata de imposibilitar ahora tras la traición de las autoridades catalanas a su país, España.
 Si se analizan las fuerzas políticas de las que debería surgir un posible presidente de la República no aparece nadie con autoridad suprapartidaria para desbaratar los dos golpes de Estado como hicieron este padre y como parece que conseguirá este hijo.
 Tarde o temprano, con república o monarquía, en Cataluña nace cíclica e inevitablemente el catalanazismo amparado en el separatismo: un supremacismo cultural, étnico, económico e interclasista, de derechas e izquierdas, como todos los fascismos.
 Ante el actual golpe de Estado posneonazi catalán, más peligroso que el neofascismo padano y que el AfD alemán, ningún líder de los partidos españoles ha respondido rotundamente, con excepción del Albert Rivera, líder del pequeño Ciudadanos.
 Si no llega a ser por el discurso de Felipe VI seguramente el golpe habría triunfado por el miedo del gobierno Rajoy a la traición de Sánchez reprobándolo si ordenaba una acción contundente en contra.
 Es lo que explica que muchos republicanos sean monárquicos empíricos, y que sus descendientes seguramente seguirán siéndolo cuando reine Leonor.

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