Opinión

España: una, pequeña y libre

Urkullu volvió al tradicional independentismo de su partido

Iñigo Urkullu, el presidente vasco, ha proclamado este fin de semana en la fiesta del PNV, el Aberri Eguna, que España ya no es “Una, grande y libre”, lema franquista ridiculizado incluso antes de la muerte del dictador, pero reavivado por toda suerte de nacionalistas.


Urkullu volvió al tradicional independentismo de su partido, algo callado desde 2010, cuando ETA cometió su último asesinato, y reclamó la creación de una Euskalherria grande, la unión que nunca existió entre Navarra y las zonas españolas y francesas de cultura vasca.


Lo que España es, como la mayoría de las naciones europeas, una, y libre, pero nada grande, sino pequeña, como todas las naciones de la UE, que por eso se juntan para ampliar su presencia y potencia.
El País Vasco soñado por el PNV y la versión asilvestrada, que es Bildu, quieren ser grande sumando los 3,1 millones de habitantes de los territorios que reclaman, frente a los 47 de España o los 499,7 millones de la UE.


En Cataluña, con 7,5 millones de habitantes, el imperialismo nacionalista quiere hacerla grande y exige añadir 5,1 millones de valencianos, 1,1 baleares, al menos 200.000 murcianos, y algún italiano de Cerdeña.


Los nacionalismos vasco y catalán son, ciertamente, herederos naturales del (Grande) sueño imperial de Franco, que lo llevó a hacer provincias a dos colonias, Guinea Ecuatorial y el Sahara.


Deseaba incluso la unión, bajo su férula, de España e Hispanoamérica. Esa era su España Grande, como para sus nacionalistas la Euskadi y la Cataluña, Una, Grande y, si las consiguieran, no Libre, sino la Dictatorial que se les detecta.


Sí, bendita España, Una, Pequeña y Libre, sin imperialismos como los de Iñigo Urkullu y Artur Mas, que quieren hacer Grande su gran pequeñez.

Te puede interesar