Opinión

España de medio pelo

En los análisis de la diplomacia de los más importantes miembros de la OTAN tras la Cumbre de principios de mes en Cardiff, Gales, hay abundantes alusiones a la ausencia de España del grupo de diez países que ayudarán a combatir al Estado Islámico (EI-ISIS) que extermina en Irak y Siria a quienes no comparten su fanatismo.
La califican de una España escapista y de medio pelo, como señala despectivamente un documento francés, porque:
1.- Los terroristas del EI tienen iguales objetivos que los que, según la justicia española, fueron únicos autores de los atentados a los trenes de Madrid el 11delmarzo de 2004 que provocaron 191 muertos, unos 1.500 heridos y, tres días después, un cambio de gobierno cuyo amedrentamiento agigantó y envalentonó al islamismo.
2.- El EI y sus células europeas centrarán en España muchos de sus ataques porque ven acobardados a los habitantes del añorado Al-Andalus que juran conquistar.
3.- El Gobierno español centra sus grandes aspiraciones internacionales en algo tan humilde por trivial como ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU durante los años 2015-2016.
Su mínimo compromiso frente al EI presenta España como socio cicatero, aunque el gobierno de Rajoy mantenga en el conflicto de Rusia con Ucrania igual postura que la masa de países alejados de aventurerismos que podrían provocar una guerra europea.
La conclusión mayoritaria señala que Mariano Rajoy sigue traumatizado por la pérdida de las elecciones tres días después de los atentados a los trenes de Madrid, tras los que las izquierdas acusaron de los asesinatos al Gobierno del que formaba parte. Su miedo hace que incluso para la Unión Europea España siga siendo un miembro secundario, casi como con Zapatero, que terminó siendo visto como un paria.

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