Opinión

El penitente Rajoy

Mariano Rajoy recuerda al conservador Winston Churchill tras dirigir el Reino Unido durante cinco heroicos años hasta la derrota del nazismo en mayo de 1945, que caía derrotado dos meses después por el laborista Clement Attlee en las elecciones generales.
 Cuando llegó al poder al iniciarse 2012 Rajoy estaba ante una España arruinada, acercándose a los cinco millones de parados, sin crédito y, como Churchill, ofreciendo “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, que pagaron millones de trabajadores.
 Luego, el país fue mejorando y caía el desempleo, aunque con trabajo mal pagado, lo que agudizó creando incertidumbre la eclosión del independentismo catalán.
 Con el artículo 155 Rajoy paró el golpe de Estado separatista y puso en evidencia la cobardía de sus líderes, y aunque no descabezó su espíritu localista místico-religioso, lo desacreditó nacional e internacionalmente.
 Pero su partido, el PP, sumergido en escándalos de corrupción, es el gran penitente de las cercanas procesiones de Semana Santa, en las que habrá hombres –las mujeres se martirizan menos—que se dan latigazos como mortificación.
 Los casos de corrupción del PP no son los más graves, sino los más mediáticos: Púnica, 250 millones; Gürtel, 120; Bárcenas, 30,7, y algunos más, pongamos 500-600 millones de euros.
 La Sexta desde 2005 y Cuatro desde 2009, denuncian cada día casi exclusivamente esos casos del PP, algunos de los cuales vienen de principios de siglo, y que no aportan nada nuevo desde 2012.
 Mientras, se minusvaloran desfalcos como los cursos de formación socialistas andaluces, 2.000 millones; el caso Pujol, 1.800; EREs de Andalucía, 1.200; Catalunya Caixa, bajo Narcis Serra, cuatro veces Bankia...
 Y aquí llega Ciudadanos que, como Attlee, parece que robará sus triunfos.
 Desde las teles solamente aporrean a Rajoy, lo que quizás lo condenará a la oposición churchilliana.

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