Opinión

Desembarco del Rey

Hace tres años que el entonces eurodiputado Pablo Manuel Iglesias aprovechó una visita del rey Felipe VI a Bruselas para regalarle una colección de la serie de HBO Juego de Tronos para que le aprendiera con ella “las claves de la crisis política de España”.
La pasión de Iglesias por sus complots, crímenes familiares, muertos andantes, dragones e incestos combatiendo por el Trono de Hierro de Desembarco del Rey, la capital de los Siete Reinos, no le hizo pensar que un Borbón sabe más de maquinaciones palaciegas que cualquier escritor estadounidense.
Iglesias ha conquistado su Desembarco del Rey y su Trono de Hierro en un chalé de 615.000 euros como mínimo –cien millones de las desaparecidas pesetas— en la zona más lujosa de Galapagar, a 35 kilómetros de Madrid. 
Más cerca, en La Moraleja, Luis de Guindos compró un apartamento en 2012, momento en el que el líder de Podemos, que vivía en más bien pobre barrio de Vallecas, escribió: “¿Entregarías la política económica del país a quien gasta 600.000€ en un ático de lujo?”
Si era sospechoso el economista que antes de la política había ganado millones, qué pensar de quien pasa del piso protegido en Vallecas de su madre, hasta ese lujo de ricos con negocios boyantes.
El brinco de Iglesias recuerda la frase en inglés sobre hacer proyectos en el aire "To build castles in Spain", construir castillos en España, e Iglesias y Montero, que sólo iban a cobrar 2.200 euros cada uno y entregar el resto de sus salarios a Podemos, son “de arriba”, dueños del Trono de Hierro, lo que debería quitarles los votantes “de abajo” y someterlos a feroces conspiraciones.
 Deberían bautizar su feudo de 2.200 metros cuadrados, con dos casas y piscina, como Desembarco del Rey.

Te puede interesar