Opinión

Balance de independentismo

En una democracia es inaceptable que los ricos se nieguen a pagar más impuestos que los pobres y que para impedirlo exijan la independencia del Estado del que forman desde hace muchos siglos.
Los ricos nacionalistas catalanes muerden la mano que les da de comer, porque todos los españoles, incluidos los pobres, les compran sesenta por ciento de lo que producen.
También injusto que la Constitución haya aceptado que dos regiones ricas, la vasca y la navarra, mantengan un estatus especial que les permite recibir más de lo que entregan.
Aunque, maticemos: los ingresos y gastos regionalizados no deben medirse por la geografía, sino por el número de ricos y pobres que alberga caza zona, y por los impuestos que abonan unos u otros.
Por eso las balanzas que acaba de publicar Hacienda no deben servir más que para analizar la usura o la fraternidad de los políticos de cada Comunidad.
Al analizarlas surge algo prodigioso: en algunas regiones que generan pocos recursos y, que necesitan subvenciones exteriores hay independentistas, algunos violentos: más que morder la mano que da de comer, parecen antropófagos.
Hoy, 25 de julio, Día de Galicia, por las calles de la capital, Santiago de Compostela, se manifiestan miles de nacionalistas exigiendo independencia y libertad.
La mayoría son funcionarios, especialmente de educación, con buen y seguro salario gracias a los ricos de regiones como Madrid, Cataluña, Valencia y Baleares, por este orden, que sólo en 2011 aportaron 3.240 millones de euros para cubrir el déficit de la Comunidad.
Lo mismo ocurre con los independentistas canarios, cuya región recibió 4.054 millones, o los pintorescos independentistas andaluces cuyos presupuestos medio cuadran, pese a su corrupción estructural, gracias a los 7.421 millones de los ricos españoles.
Independentismo: avaricia, unos, autismo-antropofagia-autofagia, otros.

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