Opinión

Réquiem por un fiscal

Pues, dilecta leyente, la imaginación es libre, pero las expresiones no, pues puede usted incurrir en responsabilidad ya sea penal o civil, por ejemplo por atentar contra el honor o la intimidad de su prójimo. Al respecto recuerdo un chiste en que la exuberante Marilyn Monroe se acercaba a un policía para denunciar que un hombre estaba pensando guarradas sobre ella, a lo que aquél le espetó algo así como: “¿Y quién no?”
En Derecho Penal existe el principio “cogitationis poenam nemo patitur”, que viene a decir que es precisa la exteriorización de la intención mediante una acción u omisión. Incluso lo actos preparatorios (intermedios entre la fase interna y el inicio de la ejecución del delito) sólo son punibles cuando suponen un peligro objetivo.
Todo esto viene a cuenta de las insinuaciones que parecen relacionar el suicidio del fiscal de Lugo con su intervención en diversos macroprocesos. Parecería desprenderse de tales informaciones la idea subliminal que el fiscal se hubiera quitado la vida víctima de amenazas directas o indirectas por parte de alguno de estos grupos mafiosos que investigaba. 
Cierto que meterse con este tipo de delincuencia organizada, que detecta el poder económico y social, en donde se juegan el prestigio, la libertad y la hacienda puede ser peligroso. Y, si las cosas hubieran ido por ahí, habría que preocuparse muy mucho, pues estaríamos acercándonos a una sicilianización de la justicia.
No cabe duda que hoy ya no nos enfrentamos a los clásicos robaperas o “misdemeanors”. Los delitos y los delincuentes han cambiado y hasta la mafia ha evolucionado hacia métodos más “democráticos” con el adecuado lavado de imagen para dar apariencia de legalidad a sus “negocios”. Y el mundo del hampa anda revuelto con la inclusión en sus filas de religiosos, políticos, sindicalistas, empresarios, folclóricas, que han venido a sumarse a los malos tradicionales.
En fin, esperemos que la fiscalía lleve a cabo una exhaustiva investigación  para que la ciudadanía sepa si debe o no preocuparse, más allá de lo humanamente, por esta muerte, bien porque tenga relación con actitudes mafiosas, que incluso puedan llegar a inducir una crisis depresiva, o si existen otros motivos de carácter personal que, como tales, deben quedar vedados a la opinión pública
Confiemos en que prevalezca el derecho a una información veraz, siempre que el hecho pudiera ser de interés general. Procurando, eso sí,  respetar al máximo el dolor de la familia.
Por lo demás, con la emoción a flor de piel por la pérdida de un combatiente más por la justicia, desde la misma trinchera en que tratamos de colaborar al triunfo de la misma, reciban familiares y compañeros del finado el más sincero y sentido pésame.

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