Opinión

Un nuevo ataque a la Iglesia

La supongo informada, dilecta leyente, de esa brutal agresión a un párroco de Vigo, en la propia Iglesia, llevada a cabo por dos bandarras, que además se llevaron sus efectos personales, aparte del dinero que encontraron en el templo.
Al parecer, le sorprendieron por la espalda, golpeándolo hasta que dio con sus huesos en tierra y una vez en el suelo continuaron con la paliza a patadas por todo su cuerpo; teniendo que ser operado de un derrame cerebral que le ha mantenido en estado de coma inducido.
Analizando el suceso como un hecho individual, vemos que estamos ante un posible delito de lesiones (más improbable un intento de homicidio) con la agravante de alevosía (ataque sorpresivo y por la espalda) y tal vez ensañamiento (aumentando deliberadamente el dolor del ofendido), tratándose de un anciano de más de 70 años, al que habrían podido reducir entre los dos malandrines sin tanta crueldad.
El móvil no parece claro, si únicamente buscaban dinero resulta excesivo el apaleamiento, con las puertas abiertas y a una hora del día como las tres de la tarde, en que podían ser sorprendidos por cualquier feligrés o monaguillo. Tampoco el sacerdote se acongojó, pues al poco reanudó su sagrada misión con una misa, hasta que los efectos de la golpiza pudieron con su fortaleza de espíritu.
Según la información publicada, los autores habrían estado previamente en el lugar de los hechos “inspeccionando el terreno” y hasta simularon querer confesarse. Tal vez creyeron que el secreto de confesión les amparaba, solo que ello es después, no antes de incurrir en “pecado”. Seguramente, si tras cometer la tropelía se confesasen, el cura no podría declarar contra ellos.
En cualquier caso, este menda ve el suceso como un ataque más a la Iglesia, propiciada de una parte por la propia indignidad de los curas pedófilos como por una sección de esa “abyecta progresía laicista” con sus continuas profanaciones de lo religioso, y no como un caso individual, dentro de esa costumbre tan española de ir detrás de los curas, o con el cirio o con el garrote.
Entre las seculares persecuciones religiosas en determinados países, los ataques de los yihadistas, la preocupante mexicanización hispánica (México es el país más peligroso para ser sacerdote, con 15 homicidios de presbíteros en los últimos cuatro años) la situación para los sacerdotes comienza a ser preocupante, pues hechos como el de Vigo y otras ciudades españolas se vienen repitiendo en países como Argentina, Colombia, Chile, Bélgica, Francia, Italia, etc., y los  ángeles custodios no dan abasto, por lo que habrá que contratar guardias suizos.
En fin, es opcional no creer en Dios. Lo malo es que Dios no crea en nosotros.
 

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