Pues, dilecta leyente, en este país cada español lleva dentro un seleccionador nacional y también un experto constitucionalista. Lo primero ya es antiguo y no hay más que ver las críticas que le caen a Del Bosque cada vez que anuncia el equipo titular. Lo segundo, es más reciente, vamos desde 1978 en que los Padres de la Patria alumbraron a nuestra vapuleada Constitución.
Se ha puesto de moda la interpretación del derecho a la “libertad de expresión” por parte de algunos bandarras que ni se han leído la Carta Magna, ni conocen sus límites también constitucionales, pero que invocan su derecho a ejercerla como una rata a vivir en una quesería.
Ignoran, tal vez, estos ilustrados analfabetos, la biblioteca jurisprudencial que existe sobre el tema y cuantas preclaras mentes tuvieron que devanarse los sexos para crear una especie de doctrina orientativa sobre la compatibilidad con el derecho a la información y el derecho a la intimidad y al honor, entre otros derechos y obligaciones, pero sobre esto último parece que los andobas no quieren saber nada.
Por otra parte también hay mucho filólogo. Mire, pongamos que hablemos del reciente caso de la chica que fue sancionada por la bofia por llevar un bolso con el acrónimo A.C.A.B., que el agente consideraba ofensivo porque también eran las siglas en inglés de “Todos los policías son unos bastardos”, aunque la aludida se empeñaba en que lo que querían decir es “Todos aman a los gatos” y a tal efecto se añadía el dibujo de un minino. Claro que puestos a interpretar, las siglas también podría ser:”A Cada Agente Besitos”. En fin, que aquí confluyeron la libertad de expresión y la libertad de interpretación. Por lo que, ante la falta de concreción, la sanción quedó anulada. Al agente seguramente le pondrán a patrullar con los bobbies, con ocasión de esa especie de Erasmus policial, para que siga doctorándose en la lengua de Shakespeare pero en versión jeroglíficos.
Lo que consiguió este pasma es que algo que pasaba desapercibido, ya que no consta que hubiera una peña organizada, se haya convertido en una noticia viral que incendia las redes sociales y a la próxima “mani” puede haber una multitud de bolsos del mismo tipo, sustituyendo a las pancartas. La referida acción me recuerda cuando en Vigo, el mismo día que entraba en vigor la anterior Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, también muy contestada, que permitía llevar a Comisaría a cualquiera que no llevase el DNI entre los dientes, reteniéndolo hasta comprobar que incluso tenía puesta la vacuna contra la tos (en versión sesgada de la oposición), otro agente, haciendo su propia interpretación de la norma se empeñó en llevar a jefatura a un paisano que en bata había bajado de casa a tirar la basura, a pesar de que éste le pedía que le dejara subir por la documentación. También se armó el escándalo y a punto estuvo de cargarse él solito la citada ley, que ya había nacido con el hándicap de la “patada en la puerta”. Claro que a estos abusos contribuía una disposición que potenciaba el número de detenciones a través del plus de productividad.
En fin, que para ofender a la Autoridad o sus agentes tiene que haber intención de hacerlo y a título orientativo se deberían aplicar similares circunstancias que para la injuria.
¿Eran las citadas siglas tan populares en España para ser interpretadas en tal sentido ofensivo contra lo que realmente decían: “All Cats Are Beautiful”? Por supuesto que hay iniciales que todo el mundo interpreta en un único sentido como PSOE, PP, o dibujos como la hoz y el martillo, la cruz esvástica, etc. Pero constan como marca registrada o son notoriamente conocidas. ¿Era este el caso? ¿Existía alguna circular con instrucciones al efecto?
¿Formaba la denunciada parte de una protesta contra la policía? ¿Conocía el significado peyorativo de las siglas? ¿Figura el gato en algún medio de expresión como representativo de la Policía? Pues como no sea en el sentido de cazar sigilosamente “ratas” de dos patas…
Como dijo el sabio: “La mente es como un paracaídas. No funciona si no está abierto”.
