Opinión

Homicidas-suicidas

Pues, dilecta leyente, la supongo informada de ese “sucedido” en Zaragoza, en el que un hombre mayor, médico, jubilado, mató a su mujer, con alzhéimer, y a su propia anciana madre, y luego se suicidó, arrojándose por la ventana de su casa. Lo que llama la atención, en primer lugar, es la autoría de los hechos: un médico cuyo juramento hipocrático le obliga a salvar vidas y a lo que había dedicado su vida profesional.
Las víctimas: Su esposa, también médico y enferma de alzhéimer y su anciana madre. La secuencia de las muertes y el corto intervalo de tiempo: Primero mató a su madre, que vivía sola en otra vivienda, y seguidamente a su cónyuge. El medio empleado: A cuchilladas. Lo que demuestra una violencia que contrasta con los métodos más sofisticados a los que, dados sus conocimientos, se supone podía haber acudido y que incluso podrían haber ocultado las muertes violentas. Lo que parece indicar un estado de arrebato. 
El móvil es lo que hay que estudiar para poder comprender los hechos:
Podrían tratarse de “muertes piadosas”, especialmente en el caso de la esposa, o un “suicidio extensivo”, en el que el autor decide no morir solo, o un caso de “muerte eugenésica” en que el autor mata a la víctima porque tiene un defecto físico o psíquico que le hará vulnerable ante el mundo e incapaz de soportarlo. O, por último podríamos estar en un caso de homicidio consentido o “eutanasia activa” respecto a su esposa, y muerte piadosa en relación con la madre.
En el caso de la “muerte piadosa”, el médico, en un estado posiblemente depresivo, piensa en que no va a poder atender  a sus seres queridos, sintiéndose impotente; incluso ante el temor de que él falleciera y nadie las tratase como él cree que deberían, decide que deben morir juntos, para que no sufran en un mundo que considera insensible con los enfermos y ancianos. En el caso del “suicidio extensivo”, el médico sería el que tuviese la voluntad de matarse, pero o bien le preocupa el porvenir de los seres queridos que deja atrás y siente que los abandona en un mundo injusto y cruel que solo les traerá sufrimiento, o bien tiene miedo a hacerlo solo y busca la compañía de otras víctimas. Como uno de los casos más paradigmáticos, podríamos citar el caso  del piloto Andreas Lu bitz, que decidió suicidarse llevándose en su viaje infernal a todo el pasaje. 
En el caso de la “muerte eugenésica” o eutanasia social, nos recuerda demasiado el sistema de los nazis, que no tiene encaje más que en mentes depravadas, aunque tal circunstancia sí es una causa de aborto.
Por último, nos queda por analizar la eutanasia activa u “homicidio consentido”, respecto a la esposa, dado que la víctima tenía una enfermedad incurable, etc. En cuanto al consentimiento, dadas las circunstancias, podría ser suplido por el familiar más directo, que era el propio esposo y médico. Claro que podría haber acudido a la “ortotanasia”, que, a diferencia de aquélla, que acorta la vida directamente, ésta lo hace de forma indirecta y que sería legal, pero se ve que no tenía tiempo que perder. Su determinación era firme y con carácter inmediato y en todo caso su muerte le excluiría de toda responsabilidad criminal.
Pero lo fácil será tratar el caso como un crimen machista más. ¿Verdad Carmen Sánchez?

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