Opinión

Guapa y peligrosa

Pues, dilecta leyente, le contaré un “sucedido” reciente en que pude ser víctima de una intrépida y hermosa joven, hecho que me convenció de lo fácil que puede uno convertirse en un “pringao” ante una manifestación aparentemente afectuosa. Resulta que ese día tuve que entrar y salir varias veces del Juzgado, pero en la última se me plantó delante la chica a la que me refería y con una sonrisa cautivadora me espetó:”¿Qué tengo que hacer para que te fijes en mí?” Sorprendido, le pregunté si es que nos conocíamos, pues uno ya ha toreado en tantas plazas que no sabe si le conocen como maestro, banderillero o monosabio. La chica sin dejar de sonreír, con desparpajo, me contestó que me había visto varias veces por el Juzgado.
Lo cierto es que ya me había fijado en ella, pero como la veía con una carpeta y unos folios a la puerta del edificio, ya me suponía que se dedicaba a postular por alguna de esas justas causas, lo que suponía que su interés por mí no era desinteresado. Efectivamente pude comprobar que pedía para una ONG, de la cual casualmente soy socio, convenciéndome para que subiera la cuota, lo que no le resultó difícil. Al despedirnos me lanzó un “No pierdas el juicio”, pero ya lo había perdido y no precisamente ante el Tribunal.
En este caso, todo transcurrió dentro de la normalidad, aunque siempre me quedará la duda si influyó en mi decisión un espíritu puramente solidario o fue por otra causa menos altruista. Pienso que podría haberme dado un abrazo, y cometer el hurto de moda para afanar el “peluco” o el “cuero”, especialidad de las bandas rumanas. Sistema que algunos llaman el “abrazo del oso”, calificativo que realmente es más propio de otro método, éste mas violento, que consiste en agarrarte por detrás, oprimiéndote la garganta hasta dejarte semiinconsciente para luego despojarte de tus pertenencias, importado por organizaciones árabes, principalmente, argelinos y marroquíes. Por fortuna estos últimos están ya en el talego, seguramente mirando hacia la Meca, gracias a la pronta intervención policial.
Ahora, para intervención policial la de la bella policía sueca, que atrapó en bikini a un descuidero que intentaba cometer sustracciones a las que creía unas indefensas mujercitas que tomaban el sol en traje de baño. Lo que no se imaginaba el andoba era que entre aquel ramillete de convalarias había una agente, que lo caló, lo vigiló, lo persiguió y lo redujo, colocándole sus desnudas y largas piernas sobre sus espaldas,   aplastando su cara contra el suelo. Otra de las chicas sacó una foto que se hizo viral en las redes sociales. 
Desde luego no coincido con Flaubert en que “Los héroes huelen mal”. 
 

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