Opinión

Fetichistas

Pues sí, dilecta leyente, a mí la noticia de ese modelo, llamado Andrej Pejic, que  viste, indistintamente, ropa de hombre como de mujer, engatusando a los asistentes a los desfiles con su camuflado travestismo, me trae, por deformación profesional, el recuerdo de algunos asesinos que se vestían de mujer y que padecían de una gran atracción fetichista, que era el gran componente de sus atroces crímenes. A modo de ejemplo: Andrew Cunanan, asesino de Guianni Versace; Hilario Sepúlveda o Jerome Henry Brudos.    
Pero no caigamos en la exageración; en el caso de este hombre, que se ha convertido en una de las 100 “mujeres” más sexis del mundo, no se trata de un transexual ni afeminado, simplemente encaja perfectamente en lo que un diseñador, hasta ahora, pensaba de la belleza femenina: Un  cuerpo sin curvas, sin pecho, sin caderas y sin expresión.  Tampoco debería extrañarnos tanto que ocurran estas cosas, cuando son hombres los que las enseñan a ellas a desfilar y les enseñan las posturas más sexis en las fotografías.  Aunque, normalmente, la alumna consigue superar a su maestro
No todo fetichismo sexual puede ser clasificado como una perversidad. Por el contrario, puede ser una parafilia inofensiva cuando con el objeto o prenda femenina se busca  la excitación erótica o la facilitación y logro del orgasmo. Por lo tanto, ni los aparatos fabricados con el objeto de estimulación o para el juego se sexual se consideran fetiches. Lo malo es cuando se recurre a sustraer el fetiche; el hecho se convierte en un hábito; llega a afectar a la vida social o laboral y, sobre todo, cuando  llega a ser mucho más excitante el objeto que la persona en sí.
Curiosamente, para el fetichista sexual el objeto de su apetencia puede ser muy variado. Lo más habitual suele ser la ropa interior, normalmente usada y utilizada por la persona a la que se desea. Pero también el calzado de mujer, especialmente los tacones de aguja, las pantimedias, los uniformes, la ropa de cuero, etc. Lo que ya comienza a ser preocupante es la excitación ante los excrementos humanos (coprofilia), y sobre todo por la sangre o la violencia. Según Sigmund Freud, los fetichistas son en su mayoría hombres, porque desde niños son propicios a más trastornos, variaciones de la personalidad y sufren de dos grandes traumas: El de Edipo y el “Complejo de Castración”. El fetichismo suele caracterizarse por la ausencia de algo o alguien, y el sujeto lo que hace es buscar un objeto sustitutivo para satisfacer esa falta. A lo que contribuyen trastornos infantiles, lesiones cerebrales y accidentes.
Un trauma infantil debió sufrir Jerome Henry Brudos, uno de los asesinos en serie más sádicos, que violaba y estrangulaba mujeres, tras someterlas a todo tipo de vejaciones. Luego las colgaba de un gancho, se ponían su ropa interior, se llevaba sus zapatos y terminaba arrancándoles una parte de su cuerpo que conservaba como recuerdo. Así, a título de ejemplo, se hizo un pisapapeles con el seno de una de sus víctimas. Su obsesión eran los zapatos de mujer. Los hechos se remontan a cuando a la edad de 5 años encontró unos de estos calzados en un vertedero y se los puso. Al verlo su madre con ellos lo castigó duramente. Lo que al parecer le produjo un trauma con el que se pretende explicar su macabra conducta. Lo cierto es que al ser detenido se encontraron en su casa más zapatos de mujer que los que tenía la señora Imelda (esposa del expresidente Marcos, de Filipinas) en su imponente armario.
Aquí tenemos al fetichista Pedro Sánchez que impúdicamente se apodera, para su ropa interior, de los Presupuestos de Rajoy, después de presumir de virginal mocita que repudiaba vestirse de lagarterana, y siguiendo a Marx, Groucho, por supuesto, les viene a decir a los performes y drag.“Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros”. Sí, Sánchez parece haber seguido la estrategia de la “línea oblicua”, inventada por Epaminondas, mientras resuena en el ambiente la premonitoria advertencia de Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todos un tiempo, a algunos todo el tiempo, pero no a todos todo el tiempo”.

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