Opinión

El feísmo de los gallegos

No se “alporice”, dilecta leyente, realmente el título del artículo debería ser el “feísmo gallego”. Me estoy refiriendo al debate que se ha abierto respecto al mal aspecto de las casas sin recebar, es decir viéndose el ladrillo, que algunos consideran una exclusividad nuestra, y que dicen afecta negativa al paisaje de esta “nazón de Breogán”.
Existe una normativa al efecto que sanciona esta mala práctica y obliga al que construye una vivienda a terminarla, y la Ley del Suelo parece ser bastante rigurosa; pero el Decano del Colegio Oficial de Arquitectos pone en duda tanto que el  desnudo de las paredes sea una especie de striptease a la gallega, como el mismo concepto de ”feísmo”. Y pone como ejemplo determinadas edificaciones terminadas y pintadas “sin las cuales estaríamos bastante mejor”.
A mi esto me recuerda algún caso en que algún “árbitro de la elegancia”, sin poseer el título de portero de discoteca, determina en base al uso de la corbata que uno va o no va bien vestido. Pues, “a según”, como diría aquel.
En una ocasión asistí a una épica reprobación en que un jefe reprendía a un joven empleado que iba modernamente vestido, al tiempo que ponía como ejemplo a otro que sí llevaba corbata: “Copie usted de su compañero”, le instaba. Pues resulta que el “compañero”, perro viejo, conocedor de la idea del “feísmo” de aquel troglodita, llevaba chaqueta azul marino cruzada (tipo blazer), pantalón gris y corbata obscura. ¡Pero cómo llevaba aquel tradicional conjunto! Lleno de lamparones y deshilachado por el tiempo, pues era la misma ropa con que había entrado a trabajar hacía más de treinta años, sin que existiera constancia que hubiese tenido relación de amistad con el jabón o la plancha desde entonces, siendo de destacar que llevaba un infame peluquín que usaba como boina. ¡Vamos, que ambos podrían haber entrado en la Corte de Nerón sustituyendo a Petronio y con el mismo final que aquél!
Visto lo visto y lo que queda por ver sobre la opinión que cada quien tiene sobre los cánones de la belleza, mejor medirse antes de hacer una censura sobre el “feísmo”, que además cambia con los tiempos y según las circunstancias, como demuestra la Historia, y como puso de manifiesto Adolfo Domínguez con su slogan “La arruga es bella”. Por ejemplo ¿es “feísmo” las Ruinas de Numancia, declaradas Bien de Interés Cultural o la exposición de la mutilada Venus de Milo? 
Desde el punto de vista de la seguridad, que es el tema que me ocupa y mi preocupa, lo malo son esos edificios abandonados o dejados a medio construir, por las razones que sean, y que luego pueden ser ocupados por personas de distinto pelaje, de los que toman posesión, dándoles el destino que les “plugue”, pocas veces edificante, que sirve, en ocasiones de refugio de personas buscadas por la Justicia como, recientemente el “Koala”, miembro activo del grupo terrorista “Resistencia Galega” que estaba de okupa en uno de estos cobijos de la Travesía de Ribadavia; lleva a la intranquilidad de los vecinos, que muchas veces se ven obligados a abandonar sus casas y devalúa el precio de los pisos de su entorno.
El hecho tiene su  encaje penal en la figura de “Usurpación” cuya condena varía en función del uso o no de la violencia o intimidación en la ocupación del inmueble. Delito que, a mi juicio, por ser de carácter permanente, es decir que se está consumando mientras dura la invasión, debe considerarse flagrante y no necesitaría autorización judicial para la intervención policial. “Dixi”.

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