Opinión

El día de la ira

Pues no, dilecta leyente, no estoy aludiendo al desafío de los Hermanos Musulmanes al ejército egipcio, sino a otros actos igualmente violentos, pero más a la española, y que podríamos titular “Fuenteovejuna, señor”; pero dejemos descansar en paz al insigne Lope de Vega. Me estoy refiriendo al furor popular desatado en el pueblo de Estepa contra un grupo de personas de etnia gitana, conocido como “Los Chorizos” que, al parecer, habían profanado su pacífica convivencia, convirtiendo a la sevillana localidad en su especial “Wichita, ciudad sin ley”, a la que utilizaban como su despensa y rehén de sus fechorías, y a sus acongojados ciudadanos en humillados cautivos de su voluntad; y que culminó con el resultado de la quema de la casa de los malhechores por parte de los enloquecidos vecinos, ¡Todos a una!, hartos de ser pacientes corderos y ocasionalmente revestidos con la piel de enfurecidos lobos  dispuestos a recuperar su “hábitat”.
A esta situación se llega cuando se pierde la confianza en la Justicia y cuando el agresor es arrogante y pendenciero, pues, a pesar de la gravedad de la reacción popular, los “Chorizos” han vuelto a las andadas. Y, quizá por ello, desgraciadamente, estos hechos han dejado de ser algo excepcional; lo que demuestra que, donde no llega la Ley, tampoco llega la cordura.
Pero hablemos de otros casos, que nos quedan más cercanos, como el de los tristemente célebres “Morones” (a cuyo patriarca, Olegario, “El rey de los gitanos”, siempre he tenido en gran consideración, y que creo no se merecía esos vástagos que le han salido) y la paliza en las puertas del Juzgado al abogado de oficio de los contrarios; a cuya desfachatez han añadido la contratación del más mediático y controvertido de los “boguis”, García Montes.  
Lo que me sugiere dos reflexiones: ¿De dónde saca el dinero esta gente para pagar a estas estrellas, como el mencionado o Rodríguez Menéndez? ¿Y por qué no crean una Fundación de ayuda a sus otros “hermanos” más desfavorecidos, que no han podido o no han querido asistir a la universidad del lumpen? Lo que sí han creado es una asociación para intentar manipular la opinión pública y denunciar a policías y jueces que osan husmear en sus “negocios”. ¿También a periodistas?
Y siguiendo con mis reflexiones, ¿cómo se presta García Montes a defender a los agresores de un joven y modesto compañero, en vez de dejar que lo haga uno de oficio, como correspondería, si fuéramos más solidarios?
Ni comparación con la noble actitud de aquel ilustre jurista que fue Antonio Pedrol Rius, que defendió al acusado de haberle robado en su casa. Porque en aquel caso el perjudicado era él, y el reo era un mindundi que,  al menos, había mostrado arrepentimiento.

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