Opinión

Delincuentes violentos y delincuentes de cuello blanco

La historia demuestra que junto con los seres humanos modernos convivieron al menos otros cuatro tipos de homínidos en una relación poco amistosa, entre los que destacaban los denisovanos y los neandertales, con los que consta hubo mestizaje.
¡Lo que me temía, dilecta leyente, y ahora corroboran antropólogos y genetistas! El ser humano actual contiene genes de estos denisovanos y neandertales, lo que puede dar pistas sobre las diferencias de comportamiento. De hecho en ninguno de los 87 genes específicos de los humanos modernos se ha encontrado uno solo que contenga una característica  única de los humanos modernos. A partir de esta lista de genes aprenderemos algo sobre los cambios que se produjeron en el linaje humano.
La ciencia trata de explicar la extinción de estos homínidos en parte por la práctica de la endogamia, pero algo me dice que en algún momento debió producirse el cambiazo de los bebés y que no fueron precisamente los neandertales los que desaparecieron. Por lo que, en mi opinión, estamos rodeados de auténticos homínidos,  debido, por una parte, al ilegal cambio de estado civil y de otra a la consecuencia del ñaca ñaca interracial.
Ahora bien, teniendo en cuenta que los denisovanos dejaron su rastro genético, principalmente en los humanos de Asia y Oceanía, a nosotros solo nos cabe ocuparnos y, en su caso, preocuparnos de los neandertales. Para mí que estos trogloditas se asentaron en España, y así nos va como nos va.
Ello explicaría la distinción en Criminología entre delincuentes violentos, autores de delitos de sangre, que entrarían en la calificación del “delincuente atávico”, al que se refería Cesare Lombroso, y el más moderno delincuente de “cuello blanco” que se aprovecha de su posición laboral o social para esquilmar a la sociedad.
El primero es el más temido, pero no el más peligroso. El delincuente “neandertaliano” es fácilmente reconocible por sus modales primitivos y sus métodos salvajes para la consecución de sus fines, por lo que es fácil de identificar y se gana el reproche social. Así que más tarde o más temprano alguien le para los pies, ya sea por una vendetta interna o externa, utilizando sus propias armas.
Por el contrario, el “delincuente de cuello blanco” es una persona perfectamente integrada en la sociedad, incluso con fama de filántropo, buen padre de familia y excelente vecino, hasta que se descubre su implicación en escándalos financieros, quiebras punibles, insolvencias fraudulentas, etc. Hechos que colaboran a que la gente pierda la confianza en el sistema económico. ¡Y eso sí que es grave! 
Ahora, además, tenemos que comenzar a preocuparnos del “delincuente alienígena”, perteneciente a otra especie más evolucionada, dispuesto a apoderarse del Planeta con métodos esotéricos.

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