Opinión

Con buen pecho y mínima experiencia

Pues, dilecta leyente, así rezaba la oferta de trabajo para camarera en Sanxenxo, publicada en Milanuncios. Más bien el anuncio parecería dirigido a una nodriza suiza para trabajar alimentando niños desnutridos que sus madres biológicas no puedan amamantar; pero no,   era para atraer a adultos abducidos por la Vía Láctea. En cualquier caso conviene recordar aquello de “teta que  mano no cubre no es teta, sino ubre”. 
La paga era tentadora: 3.200 euros mensuales, más incentivos; ¡joé!,  que eso no lo gana ni la alcaldesa de Barcelona. La entrevista era a pecho descubierto y de resultar elegida tendría que aceptar tener relaciones íntimas con el jefe. Vamos que le aplicaba la regla 70-15-15, que no son unas medidas físicas, sino de cualidades, por las que la empresa se rige para la retención de los trabajadores con talento, pero a su manera. Según el Informe de Talento Mundial de 2.015 sólo el 15% de los empleados tiene aptitudes para ser considerados brillantes (que son los que hay que conservar), otro 15% se corresponde con personas dañinas cuya presencia puede llegar incluso a ser contraproducente (por lo que en cuanto sea posible hay que “darles puerta”) y el 70% restante son simplemente cumplidoras y fácilmente sustituibles.
El caso es que en Sanxenxo se lo han tomado a pecho y sus autoridades tratan de localizar al andoba del anuncio “machista, mezquino y denigrante” que utiliza el nombre de tan honorable villa para desprestigiarla. Claro que el tipo a lo peor es que buscaba publicidad para aquélla, esperando la llegada de caravanas de “pringaos” buscando la camarera de las “tetas grandes”
Cuando lo identifiquen seguramente se encontrarán con un tipo que tuvo una niñez con carencias de lactancia que echa de menos unas buenas despensas mamarias de las que se vio privado en su infancia y que ahora trata de compensar, y hasta es posible que le diagnostiquen “síndrome de carencia tetaria”.
El gualtrapa con ese sueldazo que ofrecía tal vez pretendía tener trabajadora y amante, bien dotada, “guapa y simpática”, con disponibilidad absoluta y que estuviera pasando una mala racha económica, dispuesta a someterse a cualquier clase de humillación, que haya llegado a la conclusión de que “los pobres no podemos permitirnos el lujo de tener dignidad”, como parecían argumentar aquellas mujeres rumanas vejadas por los hinchas del PSV Eindhoven, en la Plaza Mayor de Madrid arrojándoles monedas al suelo para que se pelearan entre ellas. Claro  que podría ser peor: que las monedas estuvieran incandescentes como en la película italiana “El Marqués del Grillo” de Mario Monicelli, protagonizada por Alberto Sordi. 
Lo cierto es que el tipo se ha desmadrado, pensando más con la testosterona que con la neurona. Con lo fácil que hubiera sido: “Se busca camarera del tipo Pamela, la de ‘los vigilantes de la playa’, trato familiar…Sin ser tan descriptivo. 
En cualquier caso, ¡que le den por donde más amargan las piparras!
 

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