Opinión

Una autobiografía "ad hoc"

Algunos, como aquel japonés que permaneció tres décadas parapetado en la selva sin enterarse que la guerra había terminado, siguen con las pinturas de combate como si fueran pieles rojas borrachos cantando alrededor de la hoguera para espantar a los malos espíritus.
Pues sí, dilecta leyente, existe una izquierda vengativa y revanchista que no se ha enterado, o no se ha querido enterar, de que hace bastantes años que se produjo un acto de conciliación entre los bandos en litigio, propiciada por sus más representativos líderes. Los vencedores renunciaban a su botín de guerra, y los vencidos aceptaban integrarse con todo su bagaje en una sociedad con aspiraciones democráticas, contribuyendo activamente a la aprobación de una Constitución consensuada por todos los partidos, decidiendo mirar juntos hacia adelante. Sin embargo, hay quienes se empeñan en poner palos en las ruedas del carro de la reconciliación, echando sal en las heridas que se consideraban restañadas, para recordarnos lo de las dos Españas y, como decía Machado, que uno de cada dos españoles enviste.
Así se explica lo ocurrido con Filgueira Valverde (un prestigioso intelectual galleguista y un ilustre humanista que llegó a ser Presidente del Tribunal Tutelar de Menores), en donde volvió a salir ese odio visceral de la izquierda al que no sea de su cuerda. Le acusan de su pasado franquista. ¡Jopé! En aquella época o eras adicto al Régimen, o simpatizante o indiferente. ¿Dónde estaba la caterva rojera que ahora se pone la medalla de antifranquistas? Los únicos luchadores eran los comunistas. Por supuesto, no se puede decir que lo hicieran por la democracia, sino por un quítate tú que me pongo yo.
Había que ver a aquellos “progresistas”, yendo por las comisarías pidiendo certificados de haber estado detenidos por “motivos políticos”. Resulta que quienes lo habían estado por robo, ahora pretendían presentarse como “expropiadores de la riqueza capitalista”. ¿Y los que lo fueron por maltrato a la mujer? ¿Tal vez por ser aquella una “asquerosa conservadora fascista”? Otros, dirigentes locales del PSOE, que se habían dedicado a romper las multas colocadas por los municipales en los parabrisas de los coches, resulta que lo hacían porque aquellos eran unos esbirros “espoliadores de la clase obrera”. El abandono de la mujer y los hijos para irse con la nueva camarada, era para, como buen rojero, “liberarse de la opresora familia” impuesta por el Régimen.  ¡Menuda empanada mental!   
Claro que la mayoría de aquella charanga la componían hijos de falangistas, que tras haber estado mamando de la teta franquista, pretendían seguir haciéndolo de las “lolas” rojeras. Otros se inventaban o desenterraban lejanos familiares “represaliados”, escondiendo a los otros. Y así fueron creando su autobiografía “ad hoc”. ¡Qué tropa, Maribel!

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