Opinión

Amor en botella

Ahora que las declaraciones de amor se hacen muchas veces aprovechando los avances informáticos, por internet o wassap, videoconferencia, webcam, etc., aún sigue habiendo quien utiliza medios más tradicionales, más o menos sofisticados, ya sea carteles colgados en la vía pública anunciando el enlace, o aprovechando cualquier concurso televisivo para pedir de rodillas la mano, o en pintadas en las paredes haciendo partícipe al mundo de su amor, o de forma más privada con un tatuaje con el nombre de su amada, o en plan más escatológico en las letrinas de cualquier tugurio, o en plan ecológico entrelazando las ramas de un árbol, inscribiendo un corazón en el tronco o de forma más anónima colgando un candado en un puente y arrojando la llave al mar, como señal de que nadie ni nada lograría separarlos; por cierto, aún se puede ver alguno, bastante oxidado, eso sí, en A Ramallosa; pero a uno todavía se le sobresalta el corazón cuando el mensaje del “cuore” llega en una botella a través del Océano, convertido éste en peculiar “Celestina”.
Noelia nunca olvidará ese momento en que dentro de una botella varada en la playa de su pequeño pueblo halló una desgarradora carta escrita en inglés lanzada desde algún ignoto lugar, en la que una mujer desnuda sus sentimientos hacia un amor imposible. Al principio creyó que se trataba de una broma que le gastaban, pero terminó creyendo en su autenticidad porque en su aldea nadie sabía expresarse en un inglés tan perfecto ni con tanta sensibilidad y porque su tierno corazón le decía que había descubierto un gran secreto. No se trataba del plano de ningún tesoro sino de algo más transcendental. Lo único realmente importante: Una apasionada declaración de amor.
La niña guardó la carta cerca de su vibrante corazón juvenil y se dejó transportar por la imaginación hacia lugares e idilios que los más prestigiosos poetas han sabido ensalzar. ¡Cuántas historias habrán cruzado por su mente! Tal vez recordaría el clásico drama de Romeo y Julieta, escrito por el siempre excelso Shakespeare, y tantas veces representado en teatro. Un amor imposible por la tozudez de dos familias enfrentadas, los Capuleto y los Montesco. 
Recordó su sufrimiento por no poder hacer posible su sueño de estar juntos que les llevó a decidir morir fundidos en  un  abrazo, ya que en vida les negaban tal posibilidad. Incluso es posible que haya visto la película “Lady Halcón”, otro fantástico romance frustrado, esta vez entre el capitán Navarre, un apuesto caballero medieval, y la bella Isabeau (Michelle Pfeiffer), condenados por un hechizo a permanecer juntos pero sin poder verse en su forma humana. Por el día ella era un halcón que hacía las veces de mascota sobre el hombro de su amante y de noche ella recuperaba su espléndida figura de mujer, mientras que él se convertía en un negro lobo que la protegía.
Luego, con los pies en la tierra o, mejor dicho, en la arena, deseó conocer a la autora de la misiva y poder llorar juntas. Y es que como dijo el poeta: “Las lágrimas son los sentimientos que no se pueden expresar con palabras”.
 

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