Opinión

¡Aló, Pedrete!

Caramba, Pedro Picapiedra, qué presupuestos más guapos nos han quedado.
--Sí, Pablo Mármol, tú y yo juntos somos más efectivos que el Terminator ése.
A mí, dilecta leyente, lo que me preocupa es que estos presupuestos hayan sido confeccionados por el mismo partido que asesoraba a Chaves y a Maduro, y como han aprovechado para introducir reformas penales para debilitar a la monarquía. A propósito, a la vista de la cantidad de venezolanos que huyen del país, deberían los simpatizantes de Podemos aprovechar para irse a vivir allí, y así poder disfrutar de ese socialismo bolivariano; que por otra parte también parece dulcificar el PSOE ante la UE (¡Aló Pedrete!).
Un presidente del Gobierno que envía como emisario al hijo de Javier Iglesias (integrante del grupo terrorista del FRAP), enemigo declarado de Felipe VI (los cachorros del jabalí nacen con el colmillo retorcido), y al parecer, según la diputada podemita Ione Belarra y el eurodiputado del mismo partido, Migel Urbán, también de Felipe IV (esto al parecer debido a un error, fruto de su indigencia intelectual), a negociar los presupuestos con el golpista encarcelado, para obtener lo que podíamos llamar el “Pacto de Lledoners”
Como tiene un gobierno en almoneda, tiene que recurrir a los de fuera, que cada vez parecen estar más dentro, para que le saquen las castañas del fuego. Y es que le ha salido un gabinete que no es precisamente el “Gabinete Caligari” que por lo menos actuaban más afinados. Primero fue el efímero ministro de Deportes, un ministro que odiaba el deporte y a los deportistas y además defraudaba a Hacienda. Luego, fue una ministra de Sanidad, que, con una cara de pedernal, había plagiado su tesis doctoral.
Y el resto están en la cuerda floja, entonando la de los “elefantes que se balanceaban”. Así, la reprobada ministra de Justicia y sus turbias relaciones, como fiscal, con el todopoderoso ex Comisario Villarejo, hoy encarcelado y pendiente de juicio, en cuyas reuniones predominaban las ideas xenófobas y machistas en las que la ahora ministra, reconocía haber encubierto posibles actos de pedofilia de algunos magistrados y veía como positiva la creación de una “brigada de la vagina” para sonsacar a altos cargos, entre otras proposiciones más propias de las cloacas que de la ética que se espera de los miembros de la Justicia. Y ya como ministra, quería dejar a los pies de los caballos al juez LLarena frente al infame acoso belga. Mientras, la ministra de Educación, “dando ejemplo”, cometiendo faltas de ortografía en un tuit.
La ministra de Trabajo, “dando pruebas de feminismo”, se luce admitiendo la creación de un sindicato de prostitutas (que “le colaron por toda la escuadra”). El ministro astronauta que, al parecer, pretendía montar un “paraíso fiscal en Marte”. El de Exteriores, sancionado por la CNMV por aprovechar su puesto como consejero de la empresa Abengoa para obtener información privilegiada para la compra y venta de valores en Bolsa.
Mas qué se va a pedir a los ministros, cuando el mismo presidente es adicto al plagio: plagia su tesis doctoral y plagia al primer ministro canadiense en un vídeo y hasta trata de “plagiar” al Rey, asumiendo funciones del monarca en una recepción oficial, en una esperpéntica actuación que más parece un sórdido guiño a sus socios republicanos. Pero, además, su dependencia de Podemos a muchos les hace recordar al muñeco Macario, que hizo célebre José Luis Moreno, sólo que ahora manejado por el ventrílocuo Pablo Iglesias.
Parodiando a Cicerón: ¿Hasta cuando abusarás, Pedro Sánchez, de nuestra paciencia? 

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