Opinión

Unos aguerridos choqueiros

Pues, dilecta leyente, la supongo informada de ese “sucedido” en Redondela, donde un sirlero que atracó un bar, resultó escaldado gracias a la valentía y arrojo de la dueña del establecimiento y los clientes del mismo. Al parecer, el bandarra entró en “La Barraca” con la malsana intención de afanar por la jeró la guita producto de la caja, ganada con el sudor de la currante. Para “achangar” a la víctima utilizó un primer cuchillo que no surtió el efecto intimidatorio esperado, por lo que extrajo de sus ropas un segundo cuchillo, lo que enfureció aún mas a la trabajadora que salió de la barra pidiendo el auxilio de los clientes que se encontraban en aquel momento en el local y terminó dejándolo encerrado para evitar que se diese de najas con el “consumado” antes de que llegase la pasma, debidamente alertada.
A pesar de todos los obstáculos y tras diversos intentos fallidos, el andoba consiguió salir del local, pero fuera lo esperaban los clientes para evitar su huída y ante la resistencia de aquel que, recuerde dilecta, iba “fuertemente armado”, le dieron la del pulpo. Luego llegó la bofia que se hizo cargo del waltrapas, un viejo conocido con más de 28 coloquetas. Por lo que será acusado de robo con intimidación en grado de tentativa acabada (lo que antes se llamaba delito frustrado) con la agravante de reincidencia y daños, los causados en el local para conseguir salir por la brava del mismo.
Ahora solo falta que el bellaco denuncie, a su vez, por detención ilegal a la dueña del establecimiento y lesiones a los clientes. A lo que estos podrán alegar que actuaron en legítima defensa.
Como recordará, la eximente y causa de justificación de la legítima defensa, no solo consiste en la defensa de la integridad de la persona, sino también de sus bienes, y además no sólo de los propios sino de los ajenos, siempre que el “legitimario” no haya provocado el suceso, como es el caso.
La cuestión siempre discutible y discutida es el requisito de la proporcionalidad en el medio utilizado para la defensa, y aquí sí que es la madre del cordero, porque queda al restrictivo criterio del rigor (fiscal) y el corroy (juez), aunque siempre cabe el recurso para que una instancia superior supervise la resolución de la primera instancia.
Parece que los gallegos estamos de moda como héroes solidarios, como ha ocurrido en el Reino Unido con ocasión de los recientes atentados, y es que cada uno de nosotros lleva en su interior el espíritu caballeresco de Breogán.
Esperemos que se haga justicia y la brava y solidaria acción de los choqueiros tenga el reconocimiento que se merecen. Por mi parte lo tienen.
 

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