Opinión

El mutismo de Podemos

A  la hora en que redacto, la dirección de Podemos hace lo mismo que el río Ebro al pasar por el Pilar: guarda silencio. Me parece prudente, porque estamos ante el anuncio inesperado de una conspiración interna, y hay cuatro cosas que no se anuncian: ni los noviazgos reales, ni los golpes de Estado, ni las conspiraciones, ni los asesinatos. Los asesinos, por ejemplo, no están en el bar del barrio, dando detalles de cómo van a matar a este o a aquélla; ni los golpes de Estado, excepto si se trata de golpistas, sector catalán, que son bastante extravagantes.
Que una conspiración aparezca detallada sólo puede significar dos cosas: o los conspiradores son tan torpes que no se les puede encargar una conspiración, ni siquiera para elegir a un delegado de curso, o bien, alguien ha querido llevar a cabo una labor brillante como infiltrado.
Como al líder de Podemos le justa la serie "Juego de Tronos" sólo tiene que elegir entre los procedimientos al uso: alejamiento territorial, hacer como que no pasa nada para asestar un golpe fulminante, o golpe fulminante, eso sí, sin anuncio previo, como han hecho los ingenuos de los conspiradores.
En el fondo, esto es positivo para Podemos, porque "la gente" se dará cuenta de los inmensos sacrificios que tienen que hacer los dirigentes políticos para poder llevar la felicidad al pueblo. Ese ideal es tan desprendido y generoso que no les importa la guerra fratricida y la aparente traición al amigo y compañero, porque el objetivo final de todo esto es por "la gente".
Al fondo, y en la superficie, está el declive de Bescansa, y la irresistible ascensión Montero, y eso siempre resulta embarazoso en todos los aspectos. Entre el ocaso de una y la brillante promoción de otra, no es extraño el mutismo de Podemos.

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