Opinión

L'avenir

Tu est Petrus y sobre este enroque construiré un desierto. No. No. Y no. ¿Qué parte no se entiende? Ahora se entiende todo señor Sánchez: era usted un kamikaze suicida que en su lucha personal se inmoló ‘contra’ su propio partido. 
 Su predecesor en el PSOE, el carialegre ‘mister Bean’, en idiotez, parecía insuperable. Era un tonto bueno, sin embargo. Un ‘Bambi’ de talante inconveniente, estulticia impenitente e hijas góticas. Usted fue un tonto intenso, un maza pelotas, un brasas, encerrado a cal y canto en su memez vesánica. 
 Un tonto coge un camino, el camino se acaba y el tonto sigue. Pues igual. Nunca segundas –ni terceras- partes fueron buenas. Menos aún segundas ni terceras intenciones. ¿Qué es lo que pretendía señor Sánchez? Díganoslo. Sorpréndanos ahora que ya no viene al caso. A lo mejor antes, hasta le hubiésemos seguido. Vale más ser cabeza de ratón, que de turco. Pero claro, lo de aquel niño lambón: ‘Niño, no comas más pasteles que vas a reventar’. ‘Pues dame otro más y apártate’. Usted con el empalagoso no, no, no, prefirió ‘toupar’ y joder a su partido, antes que darse por jodido. 
 ‘Grandullón’ –se lo digo con cariño-, usted hizo bueno el refrán de largo y parvo. Había que devolverle al país la dignidad y la decencia, y ahí sí, debió ser implacable. España está saliendo de la crisis (‘desaceleración acelerada’, decía aquel preclaro prodigio de estulticia) y ya sabemos cómo se las (mal) gasta el progresismo. Debió dejar que se consolidase lo económico. Hacer un pacto de gobierno -constitucional, patriótico, sensato- para eliminar las dos Españas, por ejemplo. Por ejemplo: ‘España es indivisible, los cabecillas secesionistas a la cárcel’, decirlo así, alto y con eco para que lo oyeran las diecisiete minitaifas. Y exigir, por ejemplo, la regeneración moral de esa gavilla de Génova en base a tres ‘no’ rotundos: No a las puertas giratorias. No a la ley mordaza. Incluso no a Rajoy -si continúa con la negra sombra que nos asombra, chapoteando en la corrupción que lo rodea, va camino de tener el mismo (des)prestigio que el ‘Prestige’-: sí, si usted les hubiese puesto como condición para dar el ‘sí’, que presentaran a otro, cualquiera, que no estuviese contaminado –al menos por omisión- en este vergonzoso chapapote que impregna los juzgados de Madrid de miles y miles de folios, decenas y decenas de acusados, y petición de centenares de años de cárcel, también en el PP se ahogarían entre ellos por salir a flote. Luego ya le tocaría gobernar. Keep calm and carry on. Porque queriendo para España lo mejor, ni siquiera le podría tumbar el odio amigo (menudo el Felipe, el sociata de los jet ejecutivos, el de ‘OTAN NO’ llamándole mentiroso; o Susana la pérfida, la dama de los camelos, la cara de cemento –iba a decir de caballo- armado, con una sola idea entre relincho y ceja: su prestancia, su silla, su cabeza). 
 En fin, entre todos lo mataron y él solito se murió: Ni obrero, ni español, ni socialista. Y lo más negro: Ni paz, ni gloria, ni partido.

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