Opinión

Y le quieren decir no

Las promesas electorales se las suele llevar el viento. En cuanto un partido gana las elecciones empieza olvidarse de lo comprometido. Y normalmente no sucede nada. Me refiero a que los militantes de los partidos suelen ser disciplinados y aceptan que sus dirigentes hagan lo contrario de lo que dijeron que iban a hacer. Por eso llama la atención que en Alemania un dirigente de los "Jusos", o sea la rama juvenil del Partido Socialdemócrata alemán no solo está poniendo a su partido, al SPD al borde del KO, sino a Alemania entera.
Y es que este joven socialdemócrata está en contra de la "gran coalición" acordada entre Angela Merkell y Martín Shulz, ratificada por los delegados" del SPD.
Así que lo que Frederick Cordes está haciendo, y al parecer con éxito, es recurrir a las "bases", a todos los afiliados que en marzo tendrán que votar a favor o en contra de la coalición. Y por si acaso Cordes está promoviendo una afiliación rápida al SPD entre todos aquellos ciudadanos que estén en contra de esa "gran" coalición que permitiría a Angela Merkell seguir gobernando y seguramente al SPD continuar cuesta abajo.
En realidad Frederick Cordes está colocando a Martín Shulz frente a sus propios compromisos. Shulz se había comprometido a que en ningún caso el SPD volvería a coaligarse con el partido democristiano de Angela Merkell. Entre otras razones porque sus votantes han dejado claro en las urnas que están en contra de ese acuerdo.
En realidad hay un fin de ciclo en Alemania. Porque no solo el SPD sufrió un duro varapalo en las últimas elecciones sino que también el Partido de Merkell salió escaldado. La canciller ha perdido apoyos entre sus conciudadanos.
La crisis en la política alemana tiene el mismo mar de fondo que hemos visto en otros países, incluido el nuestro, en los que la sociedad está demandando otra manera de hacer política.
La gestión de Merkell tiene luces y sombras pero sin duda su liderazgo ha sido determinante no solo para Alemania sino para toda Europa.
En mi opinión las coaliciones entre partidos distintos solo debería de darse en momentos excepcionales, porque de lo contrario los partidos terminan traicionando a sus propios electores. Nada tiene que ver un votante democristiano con un votante socialdemócrata, de manera que un gobierno de coalición termina decepcionando a los unos y a los otros, aunque en este caso quién se han llevado la peor parte en las urnas han sido los socialdemócratas.
Marzo esta a la vuelta de la esquina, y la votación de los militantes del SPD a favor o en contra de la gran coalición, tendrá un efecto inmediato en la política alemana. O cuatro años con más de lo mismo con Merkell en cabeza o nuevas elecciones generales. Naturalmente la votación de los militantes del SPD también tendrá una repercusión en el resto de Europa.

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