Opinión

Tenemos un problema

Angela Merkell se va, los resultados de las elecciones en Hesse la han hecho adoptar esta decisión drástica: no se presentará a la reelección para seguir dirigiendo su partido el CDU ni tampoco en los próximos comicios será candidata ni como parlamentaria ni como aspirante a canciller.
La reacción de Merkell viene obligada por la más que desoladora y preocupante la noticia de que Alternativa para Alemania ha obtenido un buen resultado en los comicios celebrados en Hesse. Era el último Parlamento regional que le quedaba por conquistar a los ultraderechistas AFD. Y ese triunfo ha venido acompañado del descalabro de la CDU, el partido de la canciller Angela Merkel y de los socialdemócratas del SPD, que vienen retrocediendo no solo como sucedió en las últimas elecciones generales sino también en las regionales.
Pero el auge de la extrema derecha como está sucediendo en Alemania, o en otros países como Italia, Hungria o Polonia, por no hablar de Holanda o Francia no solo un asunto que afecta a estos países en exclusiva, sino que nos afecta a todos, es un problema de la Unión Europea.
La pregunta que cabe hacer es qué están haciendo mal los partidos sobre los que se ha asentado la democracia y el bienestar de Europa en las últimas décadas para que los ciudadanos les den la espalda. Pero sobre todo porqué al darles la espalda optan por partidos que rozan o son claramente xenófobos y contrarios a los valores de la Unión Europea.
Me parece a mi que no se puede seguir postergando la respuesta de estas preguntas por parte de los líderes europeos. Porque lo queramos o no si estas opciones continúan avanzando terminando destruyendo la propia Unión Europea y sobre todo nos estarán situando en un escenario de tintes bastante siniestros.
En mi opinión los partidos tradicionales, los conservadores-liberales y los socialdemócratas no supieron en su momento dar una respuesta adecuada a la grave crisis del 2008. Fue precisamente Alemania la que impuso unas recetas de austeridad extrema que causaron un enorme sufrimiento a millones de personas.
La crisis cambio mucho de los paradigmas que dábamos por seguros. Y hoy, el paisaje después de la crisis, es el de millones de personas que si han cumplido los cincuenta tienen difícil volver a trabajar, la precariedad del empleo es una realidad amen de que los sueldos que bajaron durante la crisis no han vuelto a subir.
Pero no solo las recetas de extrema austeridad, a mi juicio equivocadas, han provocado este desafecto hacia los partidos tradicionales.
La mala gestión de la inmigración es otro de los factores. La Unión Europea no ha estado a la altura de la solidaridad que pregona. Los miles de refugiados que han llegado hasta Europa han sido mal recibidos. Es decir no se han arbitrado políticas para su integración. Es una vergüenza que los países europeos se escaqueen en su compromiso de recibir un número determinado de refugiados. Pero insisto en que no solo se trata de acogerles sino de facilitarles los medios para que se integren con todos los derechos y deberes que el resto de los ciudadanos de la UE.
Y luego hay intereses de otros países que no quieren que la UE sea una potencia política y económica.
Así las cosas insisto en que los partidos liberales-conservadores y la socialdemocracia no pueden seguir esquivando una respuesta contundente y eficaz que ponga coto a la cabalgada de la ultraderecha.

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