Opinión

Olor a podrido

El olor a podrido que planea sobre el PP resulta insoportable. El partido que en estos momentos gobierna España debería de reflexionar sobre los escándalos de corrupción protagonizados por algunos de sus principales dirigentes y a continuación actuar en consecuencia.
Los casos "Púnica", "Gürtel", "Lezo", Bárcenas y tantos otros son algo más que casos que afectan a personas concretas porque el rastro que dejan es que los mandamases del PP algo tenían que saber de esas prácticas abominables que tanto dinero han costado al erario público y enriquecido a unos cuantos aprovechados del propio partido.
No hay día en que los ciudadanos no se despierten con alguna noticia referente a la corrupción en filas populares. Así que mientras Esperanza Aguirre no ha tenido más opción que dimitir como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid por el caso de Ignacio González, la última sorpresa lleva el nombre de Concepción Dancausa investigada por un delito societario en MercaMadrid. A esto hay que añadir la investigación en el caso Leza a otro ex ministro, Eduardo Zaplana. O sea que suma y sigue.
De manera que por más que lo intenten, el PP no puede lavarse las manos, decir que ya toma medidas contra sus corruptos y presuntos corruptos, suspendiéndoles de militancia y que poco más puede hacer.
Llámenlo refundación o como quieran pero en mi opinión las cosas han llegado a un punto en que el PP habría que cerrarlo y después de asearlo a fondo volverlo a abrir.
Sus casos de corrupción escandalizan a la opinión pública y ponen en cuestión la actuación política de este partido.
Imagino que habrá muchos militantes del PP, personas honradas, que al igual que el resto de los españoles, no saldrán de su asombro ante lo que está sucediendo. Pero sobre todo quiero creer que estarán indignados ante la por lo menos aparente impasibilidad con que sus dirigentes de Génova 13 encajan lo que sucede.
En realidad intentan mirar hacia otro lado en una fuga permanente para esquivar que tienen un problema estructural de corrupción y que hasta que no lo resuelvan no podrán ser un partido creíble por más que hayan ganado las últimas elecciones, eso sí, perdiendo miles de votos.
Siendo verdad que empezamos a salir de la crisis económica no es menos verdad que muchas familias aún están sufriendo los efectos devastadores de la crisis y parece un sarcasmo que mientras tantas personas han sufrido con la pérdida de sus empleos y de sus proyectos de vida, de repente descubramos que en el poder y en sus aledaños unos cuantos golfos se hacían de oro. La cuestión es que muchos de esos golfos han sido importantes en el PP.
Por eso los responsables del PP tienen la obligación de dar la cara asumiendo responsabilidades y sobre todo proceder a una limpieza total de su partido. Se lo deben a los ciudadanos y de paso a sus militantes honrados. Que menos.

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