Opinión

Más de lo mismo

Juegan. Sí, juegan. La decisión de que Carles Puigdemont de nuevo sea el candidato a presidir la Generalitat demuestra que ni los propios grupos independentistas se toman a ellos mismos en serio. Es un juego tramposo porque de antemano todos saben el resultado.
Como también saben que si intentan elegir a Carles Puigdemont vía telemática estarán cometiendo una ilegalidad por tanto lo único que pretenden es ir acercándose a la fecha límite en que si el Parlamento no ha elegido un presidente Cataluña se verá abocada a nuevas elecciones.
El juego consiste en decir que el Estado no les permite elegir a Puigdemont, volver a presentar a Jordi Sánchez como alternativa para a continuación volver a hacer declaraciones grandilocuentes diciendo que tampoco les permiten elegir a Sánchez porque está en la cárcel.
Así que el juego de los independentistas consiste en ir tirando millas hasta la fecha límite del 22 de mayo y durante ese tiempo hacer una representación bien medida de victimismo.
Es un juego tan repetitivo como cínico y cansino, en el que todos los actores resultan cada vez menos creíbles.
Lo que es evidente es que el movimiento independentista está haciendo un daño irreparable a Cataluña.
A estas alturas me parece a mi que a nadie le importa que en Cataluña se haya aplicado el artículo 155 de la Constitución, en primer lugar porque no ha pasado nada, es decir la vida cotidiana de los ciudadanos ha seguido como si tal cosa lo que no quita que Cataluña haya dejado de ser una región fiable para los inversores, y que la economía vaya a trancas y barrancas, y que el Gobierno Rajoy no se esté atreviendo a tomar decisiones más allá de las que aseguran la administración del día a día.
Mientras los falsos patriotas del independentismo se han instalado en una realidad virtual y continúan con su campaña internacional intentando desprestigiar España. Y esto es algo que nunca les deberíamos de perdonar.
¿Cuánto durara el juego? ¿Se cansarán los catalanes? La respuesta en los próximos días. Mientras tanto los líderes independentistas continúan jugando a la oca.

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