Opinión

La gran mentira

La decisión del presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent, de suspender el pleno en que el sector independentista pretendía elegir a Puigdemont como Presidente de la Generalitat, deja las cosas como están, es decir en el limbo. Aunque quizá haya que resaltar lo evidente: tanto en Junts per Catalunya como en Ezquerra están mareando la perdiz y de paso engañando a los suyos.
Pretender que Carles Puigdemont sea presidente de la Generalitat es un despropósito. Aún en el caso de que Puigdemont regresara a España es evidente que tendría que responder ante la Justicia, de manera que aunque resultara elegido en el Parlament, esa cita con el Supremo no la podría evitar ni tampoco sus consecuencias.
Lo que están haciendo los dirigentes de Junts per Catalunya y de Ezquerra es seguir echando leña al fuego, seguir arengando a sus votantes, seguir apostando por el enfrentamiento entre los ciudadanos catalanes.
Se han instalado en una gran mentira sin importarles las consecuencias.
Y la realidad es la que es: les guste o no tienen que cumplir con las resoluciones del Tribunal Constitucional. No hacerlo tiene consecuencias y ya han podido comprobar algunos de sus dirigentes lo que supone saltarse la legalidad.
Así las cosas cabe preguntarse hasta cuando van a seguir engañando y manipulando a sus seguidores. Hasta cuando van a seguir sembrando odio y rencor. Hasta cuando van a engañar prometiendo lo que no pueden.
Carles Puigdemont es un prófugo de la Justicia y sobre él pesan cargos de consideración. Tuvo en sus manos haber convocado elecciones. Tuvo en sus manos quedarse en España y responder ante la Justicia. Pero dio la espantada como respuesta y ha convertido su acción política en un esperpento.
No sé qué pensaran sus seguidores cuando le ven confraternizar con la derecha más reaccionaria de Europa. Se les llena la boca al hablar de democracia y sin embargo han elegido como socios en Europa a los partidos más xenófobos. Seguramente la cabra tira al monte.
En cualquier caso el espectáculo que diariamente protagoniza Piuigdemont les debería sacar los colores.
Pero vuelvo a la pregunta del principio ¿Hasta cuando van a mantener la ficción de que Puigdmeont puede presidir la Generalitat?

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