Opinión

El chantaje de Erdogan

Las noticias se suceden sin tregua y complican la tarea de separar lo urgente de lo importante. Importante es analizar qué efectos generaría la llegada masiva de los tres millones y medio de refugiados que malviven en Turquía huyendo de la guerra de Siria. Podría suceder y antes de lo que pensamos si Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, cumpliera la amenaza de abrirles la frontera para que lleguen a Europa. El rebote de este líder autoritario es la respuesta a una resolución del Parlamento Europeo que aprobó la suspensión temporal del proceso de adhesión turca a la Unión Europea porque la mayoría de la Eurocámara considera desproporcionadas las medidas represivas practicadas por el Gobierno de Ankara tras el fallido intento de golpe de Estado del pasado mes de julio. Erdogan juega fuerte. Tiene la llave que puede activar un proceso que podría crear tensiones en los países de la UE sabido el rechazo que la llegada de refugiados provoca en una parte de la opinión pública. Rechazo que en países como Alemania, Holanda o Hungría está siendo capitalizado por las organizaciones políticas de extrema derecha. 
El presidente turco aprovechó el intento de golpe para desencadenar una oleada de detenciones y expulsiones de cargos públicos. Sin juicios ni sentencias se está deshaciendo de todos sus rivales políticos. En cierta medida, tras el inicio de las purgas, los gobiernos de los países de la UE han intentado mirar para otra parte visto que Turquía es socio de la OTAN y actor clave en la región en la lucha contra los islamistas del Daesh. Pero Erdogan siempre va más lejos. No atiende las peticiones para que modifique la ley antiterrorista e incluso está dispuesto a restablecer la pena de muerte. Pretendía aprobar una ley que exoneraba del delito a los violadores si contraían matrimonio con sus víctima aunque se ha visto obligado a modificar el proyecto ante el rechazo decidido de miles de mujeres turcas que han salido en manifestación a las calles de Ankara y Estambul. Cada día que pasa profundiza más en la deriva islamista que persigue borrar el legado occidentalizante de Kemal Ataturk. La pretensión de Ankara es que la UE cumpla antes de fin de año con el compromiso de liberalizar los visados Schengen para los turcos. Puesto que Bruselas no parece que vaya a ceder creo que deberíamos estar muy atentos a la reacción de Erdogan. Nada bueno cabe esperar.

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