Opinión

¿Yel puerto de refugio?

El impulso para la construcción del puerto exterior de A Coruña llegó a raíz del “Prestige”, introduciendo hábilmente sus promotores la necesidad de que Galicia tuviera un refugio que pudiera evitar que se repitiera un incidente con mercantes cargados de graneles, bien petróleo o carbón. 
El argumento convenció y llegaría el permiso para una obra que desde el principio se observó con recelo. La ubicación de Punta Langosteira no ayudaba, en lo más bravo de la costa, y todos los cálculos sobre el presupuesto de la actuación fueron superados. Se estimaba en unos 450 millones y es posible que la factura final ascienda a unos mil. Aunque es cierto que la Autoridad Portuaria coruñesa tendrá que ir abonando buena parte de la factura, también lo es que buena parte de las ayudas europeas para Galicia acabaron convertidas en bloques de hormigón gigantes para contener el mar. El puerto ya funciona y de momento no ha respondido a sus expectativas aunque es cuestión de tiempo que acabe concentrando la actividad marítima de  A Coruña, lo que a su vez exigirá más inversiones, una línea de ferrocarril y un largo etcétera. Sí sabemos un par de cosas: la primera, que no será competencia para Vigo, que en este tiempo ha terminado sus propias obras, mucho más modestas pero también rentables, y está en las mejores condiciones para consolidarse como el gran puerto para contenedores y mercancía general, una vez que resuelva la estiba y el mecanismo de inspección de la carga en el ya famoso PIF. 
Lo otro que también sabemos constata que Punta Langosteira no será el puerto-refugio de Galicia. Ayer mismo se pudo comprobar: nueve a cero en la relación de barcos fondeados. Continuará...

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