Opinión

Superpuerto de Vigo

Vigo cuenta con un gran puerto, de hecho se podría incluso asegurar lo contrario, que el puerto tiene detrás una gran ciudad, pero nunca es suficiente. El despegue de la Muy Leal se produjo a finales del siglo XIX cuando Elduayen, cuatro veces ministro y personaje con intensos claroscuros, aprobó la construcción del muelle de hierro, que permitió que grandes barcos atracaran en Vigo. Luego llegarían el muelle de piedra, de más capacidad, y el lazareto de San Simón, que fue definitivo para que Vigo fuera la Puerta del Atlántico, hermoso lema que ha quedado esquinado cuando hasta el momento no se ha encontrado otro mejor. Todo ello lanzó a la ciudad y a su industria conformando un todo indisoluble que hace que la terminal marítima local sea especial: al contrario que la mayoría, no funciona como punto de tránsito hacia otros destino, sino como estación término de entrada y salida de productos de las fábricas locales. 
Pero el puerto por su propia naturaleza no puede parar de crecer, porque detenerse es morir. Ya sabemos lo que pasó con la ampliación del muelle de Areal y la histérica campaña en contra de mejorar su capacidad. Sin Areal y Guixar, los grandes buques, cada vez mayores, tendrían que atracar en otros lugares, como ayer recordaba López Veiga. El puerto se ha vuelto a quedar sin espacio, y algunos de los contenedores tendrán que desplazarse a Rande y otros al puerto seco de Salvaterra. Cuando la famosa y absurda polémica portuaria, había listos que insistían en que el puerto tenía que crecer en Salvaterra. Cierto, y ha tardado 20 años en hacerlo, pero sin muelles apropiados resultaría del todo inútil contar con una plataforma logística. Los barcos son cada vez mayores, el puerto también. Continuará... 

Te puede interesar