En general ha habido suerte con las personas que han estado en la dirección de Zona Franca, con delegados profesionales, más gestores que políticos, empeñados en sacar adelante propuestas en torno a Vigo primero en creación de suelo, más tarde en actuaciones urbanas y ahora también en el ámbito de la internacionalización y el emprendimiento. En general se pueden dividir en dos los delegados, los que como Teresa Pisano tendieron a ajustar cuentas y reducir gastos y como Pablo Egerique que apostaron por la expansión y la compra. López Peña fue ambas cosas: en su primera época, empeñado en guardar millones en el banco, y después le convencieron para financiar Abrir Vigo al Mar. En cuanto a Teresa Pedrosa, sale de Zona Franca con una nota muy alta: optó por centrarse en la consolidación de la institución y ha conseguido que el polígono de PSA funcione mejor, llenar Porto do Molle y poner en marcha la ampliación del Tecnológico para un Parque Comercial, y además se implicó en propuestas punteras como Vía Galicia, muy interesante, y en el negocio histórico del consorcio en el plano internacional. Su sucesor lo tendría fácil: ha dejado 20 millones de beneficios en el último ejercicio y varios proyectos en marcha, como el Puerto Seco, el Parque Comercial o la reforma de Bouzas, y el compromiso para rehabilitar la Panificadora. Con todas las precauciones, a día de hoy “suenan” Lola Villarino, María José Caride, Elena Espinosa y Abel Losada: una ex presidenta del Parlamento, una exconselleira, una exministra y un diputado autonómico, cuya dimisión permitiría la entrada en la Cámara gallega de Gonzalo Caballero. La elección final servirá además de termómetro de las relaciones entre PS y el alcalde.
Zona Franca es un privilegio de Vigo, lo que los vigueses sólo percibirían de forma nítida si estuviera en Coruña o Santiago, y como tal y hay que entender su existencia y evitar los peligros que siempre se ciernen sobre su continuidad. Como agencia de desarrollo comarcal del Estado debe funcionar como una institución que colabora activamente con otros organismos pero nunca a su completo servicio, sino autónoma.