El Gobierno portugués acaba de confirmar plenamente y a través de un portavoz autorizado que considera un objetivo estratégico la comunicación rápida por ferrocarril entre Oporto y Vigo, lo que pasa por una inversión importante de cara a electrificar y mejorar tramos de la vía para que puedan circular unidades modernas, capaces de realizar el trayecto en 90 minutos. Parece que esta vez va en serio y que una vez descartados proyectos inviables por su coste se ha optado por una modernización que resultará suficiente para comunicar ambas ciudades de forma eficiente. Todo ello debería ocurrir en un plazo de tres años. Para entonces, Vigo y Oporto estarán mucho más cerca, con todo lo que significa en positivo, y también con las consecuencias que tendrá para el aeropuerto y el puerto. Pero Vigo y Oporto comparten un territorio común y el destino ya está trazado.
La competencia portuaria que ya existe, y que se incrementará más en el futuro, ha entrado en otra fase con la firma de un acuerdo de colaboración con Lisboa. Se trata, sobre todo de construir una suerte de “pinza” entre Vigo y la capital portuguesa y dejar en medio Oporto, que es rival en turismo marítimo de ambas ciudades, y de paso, también frenar a la agresiva –y eficaz- política comercial de Autoridad Portuaria coruñesa.
Vigo mira hacia Portugal. Siempre lo ha hecho, pero en la mayoría de los casos con exceso de carga retórica. Ahora vamos a hechos: alianza ferroviaria con Oporto y portuaria con Lisboa.
PD. Y Peinador. Imposible la coordinación de los aeropuertos gallegos, no hay más remedio que gastar dinero municipal en financiar líneas aéreas. Es una mala solución, pero no hay otra mejor.
