Opinión

Navia 2

Navia no es un polígono como los construido en muchas ciudades de España en pleno desarrollismo y que sólo con muchos años y dinero han ido integrándose sino más bien un intento serio de construir un barrio residencial y dotarlo de servicios partiendo de cero, como un experimento urbanístico y desde luego también sociológico. Y para Vigo, además, quizá la última oportunidad para expandirse en plena recesión demográfica. 
Si Navia, como se estima, alcanza en un plazo de una década unos 14.000 habitantes o incluso más -una población similar a Gondomar o Mos-  será necesario acometer en serio el entronque con el resto de la ciudad y también con Samil, asignatura que la Muy Leal se resiste a aprobar por falta de decisión sobre el modelo.
Ahora se pone en marcha, con enorme lentitud la segunda parte del polígono, Navia 2, que no será igual que lo que ahora conocemos, con torres concentradas en torno a la ya famosa Teixugueiras, sino bloques de menos alturas con una configuración más de barrio. Esa es la idea, que pasa en primer lugar por la integración con lo que ahora se denomina Navia Vello, la antigua parroquia vecina. 
Pero todo fracasará si Navia no se conecta con el resto de Vigo y deja de ser lo que es ahora, una especie de isla con su propia inercia. No sería bueno para nadie, ni para los vecinos del polígono ni para el resto de la ciudad. Algo de ello ya se puede observar en su comportamiento singular electoral, mucho más radical que el voto local medio, lo que ya ha llamado la atención. Navia es por su característica singular en todo, comenzando por la baja tasa de jubilados y la alta de menores de edad, pero no debería resultar excepcional en nada más. Continuará...

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