Opinión

El hombre de la provincia

Louzán se ha ido y no ha sido sorpresa. Sí que haya tardado tanto tiempo, cuando él mismo anunció que seguiría sólo si se mantenía en la presidencia, que era misión imposible, como él mismo sabía. Como no es monaguillo en política, su propuesta dirigida al BNG para conformar un gobierno en la Dputación sin el PSOE no iba a ir a ningún lado. Por eso ayer llego la dimisión diferida. Lo que da a entender que en este tiempo, desde las elecciones hasta ayer mismo, estaría resolviendo su situacion personal, que pasa en primer lado por dedicarse "full time" a dirigir la Federación Gallega de Fútbol, lo que a su vez parece un escalón hacia metas más elevadas. Veremos.
El adiós de Louzán, que también se quedó sin el gobierno en su ayuntamiento, Ribadumia, patria del controvertido vino de Barrantes, traerá en cascada su despedida como presidente provincial del PP. Un partido que todavía recientemente, en noviembre de 2011, tuvo el mejor resultado de su historia al haberse impuesto en todos los ayuntamientos de la provincia como el más votado. Una gesta irrepetible. Rafael Louzán hace tiempo que preparó su salida a través del fútbol no profesional, donde la Diputación tenía un peso específico muy importante en la dotación de campos de hierba sintética. Ahí cimentó parte de su victoria. En cuanto a Vigo, se quedó con las ganas de construir el centro de agua de Navia pero al menos pudo firmar el convenio de Balaídos. Y suya fue la iniciativa para que Air Europa enraizara en Peinador. Claro que nada de ello justifica la existencia de la Diputación, ni antes con el PP ni ahora con el PSOE-BNG. 

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