La nueva prueba de la gran coalición de hecho fueron las lapidarias palabras ayer del portavoz del PP, Chema Figuroa: en positivo, alabando el clima alcanzado con el PSOE “por el bien de Vigo”, y en negativo, negándose a ir más allá de una anotación de la situación legal del concejal Ángel Rivas. El mismo al que hace dos años señalaron como responsable de “botar un córner y rematar el gol” al lucrarse con su empresa, Hormigones Valle Miñor, a costa de las obras de humanización que el propio concejal validaba desde su puesto de miembro de la junta de gobierno. El PP advertía entonces de que como mínimo sería éticamente inaceptable y dejaba el caso en manos de los fiscales para no judicializar la política, pero con plena convicción de que había material para llevar ante el juez a Rivas.
Pues ya está ante el juez, de momento de instrucción, que le tomará declaración. Tendrá que explicar cómo siendo director de una empresa que contrataba con las compañías a las que adjudicaba el Concello obras, no se abstuvo de participar en las reuniones. Pero el PP estuvo ayer de una tibieza enorme, sólo comprensible en el nuevo clima de acuerdo que se prolonga desde hace meses, cuando ambas fuerzas decidieron realizar un insólito pacto de gobierno por el que el partido que ganó las elecciones en las urnas apoya al que quedó segundo. Ni en Cataluña de momento se ha llegado tan lejos. Lo llamativo es que funciona. Continuará...
PD. Reunión del ejecutivo del PPdeG. La elección de candidato en Vigo vuelve a aplazarse. Quizá octubre, o noviembre...
