Opinión

la cruz de la democracia

El Tribunal constitucional ha hablado, asunto finalizado: como se esperaba, ha confirmado las sentencias anteriores al considerar –es su terreno, y no otro-que no hay vulneración de derechos fundamentales, por lo que la Cruz del Castro seguirá donde está. Fue Franco quien la ordenó erigirla o al menos la inauguró, así que sobre su origen no hay dudas, pero la primera Corporación democrática, al mismo tiempo que liquidó todo el callejero franquista, decidió reconvertir la Cruz en un monumento a la reconciliación nacional. El pleno de aquel ayuntamiento era mucho más plural que el actual, con concejales del PP, UCD, PSOE, Partido Comunista, Bloque y una coalición nacionalista. No tenían ninguna presión especial y fue una decisión voluntaria y unánime: eliminar toda la simbología y mantener la cruz como es. Durante muchos años y pese a alternarse alcaldes del PSOE, del PP y del BNG nadie se volvió a acordar de ella hasta que en eso llegó el infausto ZP…el resto es bien conocido.
Ahora el BNG, Marea, Izquierda Unida y Podemos, entre otros grupos, quieren demoler la cruz –podían pensar en su traslado, que quizá habría sido aceptado por todos, pero se trata de hacer un gesto- pero la Corporación de 2011 por mayoría -24 de 27 concejales- ratificó lo que ya había decidido la del 78. Y los tribunales, tras una primera sentencia incomprensible de un juez de lo Contencioso de Vigo, han mantenido el mismo criterio. Por tanto, podrá ser otra Corporación del futuro la que tome otra decisión, que podrá ser mantener la cruz, demolerla, trasladarla o cubrirla con una lona. Ahí juega la democracia, que es lo que toca: cuando haya una mayoría en otro sentido, será que los ciudadanos así lo quieren. 
Mientras tanto, la antigua cruz franquista seguirá en el Castro porque así lo han decidido ahora los demócratas. 

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