Opinión

25 años después

Se celebran estos días los 25 años de la puesta en marcha del primer AVE, entre Madrid y Sevilla, que desde entonces une de forma satisfactoria ambas ciudades en menos de dos horas y media. Las líneas aéreas entre los dos puntos prácticamente han desaparecido ante la eficiencia del transporte ferroviario. En 1992 se abrió dicha línea y en 2017 Vigo todavía está muy lejos de conseguir una similar, que permita llegar hasta Madrid en menos de tres horas, que es el tiempo competitivo con el avión. Claro que mucho han cambiado las circunstancias desde entonces. En 1992 todavía no era posible ir desde Vigo a Santiago y Coruña por la autopista: ese mismo año se iba a inaugurar el último tramo de la AP-9, y aún quedarían otros que llegarían más tarde, como Teis-Puxeiros o Puxeiros-Tui. Viajar hasta Madrid en coche en 1992 suponía armarse de paciencia para un trayecto que en el mejor de los casos se iba a unas ocho horas. Simplemente desde Vigo a Ourense ya suponía dos horas largas, atravesando el alto de Fontefría, que ahora se supera con un túnel de dos kilómetros. De Vigo a Madrid se puede viajar en coche en cinco horas y media con comodidad y sin peajes salvo en los cien últimos kilómetros. Pero falta el AVE, que no llegará hasta Ourense en 2019. ¿Y a Vigo? Fomento acaba de comunicar que sigue con el proyecto a la espera de que se dé vía libre ambiental al trazado directo por Cerdedo. Será la segunda vez en que se apruebe una declaración de impacto para el tramo, un auténtico "dejá vu". Para Vigo es fundamental mantener la reivindicación hasta que se haga u ofrezca una alternativa viable. 

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