Opinión

Vigo: su mayor problema

El mayor problema de Vigo no está en el puerto ni en la industria de la automoción, tampoco en las Cíes ni el AVE, y ni siquiera en su capacidad para garantizar el abastecimiento, sino en su propio corazón. O más en concreto, en el perfil ciudadano y el sombrío futuro demográfico. Es nuevo, y precisamente por ello no hay soluciones planteadas ni tampoco recetas mágicas. Vigo ha sido hasta inicios del siglo XXI una anomalía en Galicia: en el siglo XX fue la ciudad europea que más creció, un dicho no del todo cierto pero que sí resume la realidad de unos datos espectaculares. En 1900 la ciudad no llegaba a los 25.000 vecinos y 60 años más tarde multiplicaba por 10 su población, un crecimiento difícil de digerir. Mientras Galicia ya perdía habitantes, y la provincia de Ourense y el centro de Galicia se iban convirtiendo en un desierto, Vigo seguía sumando. Pero ya no.
En los últimos 10 años la población se ha mantenido en las mismas cifras, alcanzando un máximo de 300.000 habitantes en 2003 y ahora unos 294.000. Pero lo preocupante es descubrir la estructura del censo local. A principios del XXI, había aproximadamente el mismo número de menores de 16 años, chicos que todavía están en el ciclo de la enseñanza obligatoria, que de mayores de 65,en teoría ya en edad de haber abandonado el trabajo para jubilarse, unos 42.000 en ambos grupos, equilibrando la pirámide demográfica. 17 años más tarde, los mayores de 65 años son ya un 50 por ciento más que los menores de 16, al haber crecido el grupo de jubilados y decrecido el de menores. Es una tendencia consolidada que no va a cambiar a corto o medio plazo y si no hay soluciones abocará a la Muy Leal con seguridad a la decadencia y el declive. El mayor problema.

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