Opinión

una gran idea que continúa

En 2004, etapa final del último gobierno de Fraga, la entonces alcaldesa Corina Porro tuvo la buena idea de pedir ayuda a Xunta y Zona Franca para constituir un organismo permanente para rehabilitar el Casco Vello vigués, de lejos el peor tratado de toda Galicia y motivo de reportajes en canales de televisión donde la Muy Leal quedaba retratatada en su peor cara. La propuesta cuajó y ese mismo año se constituyó el Consorcio Casco Vello Vigo (CCVV), aunque no empezaría a funcionar hasta algo más tarde. Ya con el bipartito en la Xunta, en 2005, Emilio Pérez Touriño tuvo el acierto de avalar la propuesta como también sus socios del BNG, que se mostraron incluso más entusiastas. A cambio, Zona Franca se dio de baja, así que tuvo que ocupar su puesto la Administración autonómica, que desde entonces asume el 90 por ciento del capital, quedando el resto en manos municipales.
 Han pasado doce años largos y el CCVV ha realizado la mitad de su trabajo, pero queda otro tanto al menos hasta que el barrio histórico de Vigo sea un lugar para enseñar, para vivir y para disfrutar. Queda, por ejemplo, acabar con los últimos puntos negros visibles que han llevado a cierres de locales recién rehabilitados.

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