Desde “Arde o Mar”, sobre el tricentenario de la Batalla de Rande que también se instaló en el Museo del Mar de Galicia, y de eso hace ya 14 años, no había llegado a Vigo una exposición con la fuerza y pegada de la monográfica del Pergamino Vindel que acaba de ser inaugurada. Por calidad, por las piezas y por interés. Se encuentra en el sótano del museo, un lugar elegido al parecer por seguridad y para garantizar un marco estable de humedad y temperatura al documento. Sea como fuera, ayuda a dar un toque de solemnidad y misterio.
El Pergamino Vindel -las cantigas originales de Martin Codax, del siglo XIII- merece la pena por sí mismo pero hay que destacar que el envoltorio escogido por el comisario y el Museo del Mar deGalicia mejora y eleva la categoría de la exposición y le da otra dimensión superior.
El entorno construido enmarca la obra del trovador vigués en su momento histórico, que coincide con el reconocimiento del gallego como idioma de la corte real. Y supone al mismo tiempo una suerte de acta de nacimiento de Vigo en la historia mil años después de que el todavía no aclarado Vicus -¿se llamaba así el poblamiento original castrexo y romano o era Burbida?- hubiera desaparecido con la caída del imperio.
La obra de Martin Codax -o Martín Códax, como hasta ahora se escribía- ya está en casa y los vigueses deberían darse una vuelta por Alcabre para conocer un poco del origen de este todo que es hoy día la Muy Leal.
Que se encuentra ahí, en la mujer que espera la llegada de su amigo, que nunca llega a producirse para su desesperación, mientras canta las Ondas do Mar de Vigo...
