Opinión

turismofobia, no gracias

Vigo puede alcanzar este año unos 800.000 visitantes en la suma del turismo convencional alojado en hoteles y cruceristas. Un hecho importante por cuanto supone promoción de la ciudad y la confirmación de que hay un nuevo pilar de la economía. Vigo tiene mucho margen de mejora. Las Cíes se van consolidando como un destino verde de primera categoría y se trataría de conseguir que las visitas no se concentren en el verano: el 90 por ciento son entre junio y la primera quincena de septiembre. Vigo es también un lugar de paso del Camino Portugués por la Costa, que no hace sino incrementar el número de usuarios desde que se oficializó el itinerario. Ya no resulta extraño en absoluto ver pasar peregrinos en ruta desde Oporto hacia Santiago... pero todos ellos se encuentran perdidos a la entrada de Vigo, donde no hay ninguna señalización. ¿Por qué no hay? Misterio. La Xunta insiste en que ha pedido permiso para colocar los mojones y ha recibido la callada del Concello, lo que confirmaría que el partido Xunta-Concello sigue vivo y se juega en todos los campos, incluso en el jacobeo. Sea así o no, lo cierto es que el Camino está indicado desde A Guarda hasta Redondela salvo en Vigo y que miles de peregrinos necesitarán saber por dónde cruzar la ciudad. Ahí queda para su resolución.
El turismo se ha convertido en materia de conflicto absurdo en el Mediterráneo, sobre todo en Cataluña, pero no sólo. Cierto que necesita una regularización, y en Vigo lo sabemos bien con las Cíes como ejemplo. Hace ya años que se fijó un aforo máximo para preservar las islas y evitar que se conviertan en un lugar saturado. Las navieras están a su negocio, lo cual es lógico, y el Parque Nacional a su obligación, controlar que no haya desmadres ni quejas y el turismo fluya, de ahí los expedientes abiertos. ¿Turismofobia? No gracias. Continuará...

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