Opinión

Turismo sí, turismo no

En un curioso Alfa y Omega, 2017 fue el mejor año para el turismo convencional de hoteles en Vigo desde que hay registros y el peor para el turismo marítimo desde que el negocio de los trasatlánticos de pasajeros se convirtió en crucerismo. Unas 700.000 noches fueron registradas durante el ejercicio que acaba de terminar, el mismo en donde apenas 140.000 viajeros pasaron por los muelles, apenas el 60 por ciento de los 250.000 que desembarcaban en los buenos momentos, en los que Vigo competía por colocarse en lo más alto en la península.
 ¿Qué ha pasado? El tráfico de cruceros exige mantener una política agresiva de marketing por parte de las autoridades portuarias y las empresas consignatarias apoyada por una promoción constante desde los ayuntamientos y diputaciones, que cuentan con competencias en turismo. En caso contrario, antes o después las navieras acaban cambiando de rutas y buscando otras ciudades, por su interés o por encontrar puertos con tasas más baratas. 
Vigo se ha encontrado con rivales por el norte y el sur, con A Coruña y Oporto apostando en serio por captar turistas marítimos y ahí están los resultados, con fuertes crecimientos en ambas ciudades mientras la Muy Leal apunta en negativo. 
La recuperación del tráfico de cruceros es importante por una cuestión de imagen y visibilidad, los grandes déficits de esta ciudad. Y también por los ingresos al sector hostelero y al comercio, pese a que a menudo los pasajeros desembarcan en una ciudad cerrada. Continuará... 

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