Opinión

El turismo extraordinario

El turismo ha sido uno de los hechos extraordinarios de un año a punto de cerrarse lleno de acontecimientos singulares en toda España y desde luego en Vigo: 2017 ha sido el de la sequía sin fin, el del otoño tórrido, de incendios devastadores -y sin trama pirómana a la vista, como ya se sabía- y también del turismo, incluyendo en el mismo paquete la sobreventa a las Cíes por las navieras. 
Los datos del INE y Turismo de Galicia coinciden en que la cifra de visitantes ha estado por encima de cualquier otro ejercicio anterior y sobre todo en las Rias Baixas lo que se debe a una confluencia de circunstancias que quizá en el futuro no coincidan: ha sido un año récord porque millones de turistas apostaron por quedarse en Europa ante la tensión en el norte de África y Oriente; porque Vigo dispone de conexiones aéreas europeas en verano y porque la promoción continuada acaba dando resultados, como el Camino de Santiago, que ahora también pasa por la Muy Leal. Fue un año extraordinario porque la publicidad sobre las Cíes ha sido constante, atrayendo a más viajeros que nunca que lógicamente querían conocer las islas viguesas. Y lo ha sido también por el tiempo cálido que se ha terminado convirtiendo en una sequía de dimensiones bíblicas todavía por solucionar pese a los efectos fulminantes de la borrasca "Ana" sobre la presa de Eiras. 
El turismo puede y debe ser un pilar de la economía. Galicia está sobradamente preparada para ello -en la costa y el interior, con sol y sin él- y en cuanto a Vigo, en el cómputo del año  ya se ha colocado como el tercer destino más visitado tras Santiago, que tiene un tirón propio y especial, y muy cerca de A Coruña. Continuará...

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